Revista
La realidad es que los recursos naturales tienen un límite y pasados unos años tendremos que alimentar a una población que superará los 9.700 millones en 2050. Un hecho que debemos tener presente y trabajar desde ahora mismo por dar respuesta a esta necesidad de alimentarnos de manera responsable y segura. La acuicultura tiene un papel clave en la alimentación del futuro, más sostenible, integradora y responsable con las personas y el medio ambiente.
Es hora de parar y analizar de qué manera producimos los alimentos para ser parte de la solución y no del problema a medio y largo plazo.
Si queremos universalizar la alimentación equilibrada y ofrecer un acceso igualitario a un super alimento como el pescado, tendremos que cultivarlos mediante la acuicultura, el sistema que nos garantiza un suministro de pescado seguro, sano y fresco, además de sabroso. Sin embargo, sorprende descubrir que muchos de los consumidores españoles desconocen que gran parte del pescado que consumen habitualmente en sus hogares proviene de la acuicultura y que mucho de éste ha sido cultivado en España de una manera responsable y sostenible por un sector cada vez más comprometido y que trabaja día a día para llevar a la mesa un producto con propiedades nutricionales tan excepcionales como el pescado.
Somos uno de los países más innovadores en acuicultura y en los últimos años estamos haciendo un gran esfuerzo de investigación para ser cada vez más eficientes y sostenibles.
En los últimos años desde el sector acuícola español, se están realizando diferentes estudios relacionados con la seguridad alimentaria, uno de ellos es el que ha llevado a cabo el Instituto Universitario de Acuicultura Sostenible y Ecosistemas Marinos en Canarias, ECOAQUA, que evalúa el impacto sobre los peces de la contaminación ambiental porque todos los alimentos, solo por su contacto con el agua, el aire y los nutrientes, están ya expuestos a elementos contaminantes. España tiene una regulación muy estricta en este aspecto y tenemos unos controles por parte de las administraciones públicas -tanto nacionales como europeas-, y de las empresas productoras para asegurar la seguridad alimentaria del pescado cultivado y garantizar que los alimentos sean inocuos para los consumidores.
Como en otros animales, el bienestar animal se mide tomando en cuenta cuatro factores principales: la calidad de las instalaciones (espacio disponible para cada pez, densidad del cultivo, calidad del agua y oxígeno disponible), la nutrición (cómo y de qué manera se alimentan), su salud (identificación, prevención y tratamiento de enfermedades), operaciones de manejo (selección, desplazamientos, proceso de pesca, etc.) y su comportamiento natural. Sobre este último aspecto, los investigadores han demostrado que los peces son animales más complejos y manifiestan un repertorio de comportamientos sofisticado y con la capacidad de sentir dolor y sufrir, aunque esa capacidad es diferente en grados y tipos en comparación con los mamíferos.
Actualmente, la tendencia es encontrar indicadores operativos de bienestar para las especies de peces que producimos; señales que pueden dar los peces a los productores que indiquen cómo se encuentran.
Un ejemplo de implantación de indicadores de validación son el proyecto Incorporación de Innovación en relación al Bienestar Animal en Peces de Acuicultura (INNOACUI) o el proyecto en curso Desarrollo e Implementación de Estrategias Innovadoras para la Mejora del Bienestar de los Peces en Puntos Críticos del Cultivo Acuícola (Piscibien), que buscan mejorar el bienestar de los peces, desarrollando y aplicando conocimientos técnicos, científicos u organizativos innovadores en las explotaciones acuícolas; de esta manera, los métodos de producción sostenible son más eficientes y se reduce el impacto en el medio ambiente. Gracias a la puesta en marcha de estos proyectos científicos, queda patente cómo el sector productivo acuícola español trata satisfactoriamente las cuestiones relativas al bienestar de los peces en sus granjas y su alcance e impacto en la sociedad.
A nivel comercial, la tendencia es crear y validar buenas prácticas de bienestar animal a nivel de granja, es decir una lista de verificación que permita a evaluadores medir el bienestar de los peces en los centros de producción, sea en aguas continentales o marinas.
España está bien situada respecto a otros países de nuestro entorno por el elenco de investigadores que han trabajado desde hace años en temas relacionados con la nutrición y la fisiología de peces, y por otro lado, por tener una asociación de productores puntera en Europa que se preocupa por este tema, un claro ejemplo es la "Guía general de bienestar en acuicultura", recientemente publicada por APROMAR, Asociación Empresarial de Acuicultura de España.
Según Morris Villarroel, experto en bienestar animal y profesor de la UPM: “Para garantizar el bienestar animal durante la producción, hace falta tener unos indicadores fiables a nivel de granja, tanto indicadores que evalúan las instalaciones, como los animales”.
No obstante, esto no es suficiente. Alrededor de las instalaciones y de los animales, hace falta crear un sistema de gestión dinámico que promueva los estándares creados, que ofrezca soporte a las empresas y que se preste a la evaluación por agentes externos.
Todo esto ya se está llevando a cabo en la actualidad en el sector acuícola, lo único que varía es el ritmo de implantación dependiendo de cada especie. La clave es continuar, como está haciendo el sector acuícola español, con el firme compromiso de la industria y de los productores para seguir impulsando las mejores prácticas para conseguir el mayor bienestar de los peces y que, a su vez, estén alineadas con el conocimiento científico. Es fundamental que el bienestar de los peces de acuicultura sea considerado a lo largo de todo el ciclo de vida y en las diferentes fases de su producción.
Por último, desde el sector se seguirá avanzando en esta materia para posicionarse en la vanguardia europea en bienestar de los peces como elemento diferencial de su sostenibilidad.
PARA MÁS INFORMACIÓN: ACUICULTURA DE ESPAÑA