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La pérdida y el desperdicio de alimentos constituyen uno de los retos más urgentes y desalentadores de nuestra sociedad, ya que los recursos empleados para producir, procesar, transportar y eliminar los comestibles sobrantes generan una enorme cantidad de residuos y gastos de los que la industria parecen no ser del todo consciente.
Anualmente, se derrochan casi 2.500 millones de toneladas de alimentos (datos del “The pivotal role of retailers in reducing food waste throughout the value chain” de Capgemini), cuyo impacto medioambiental es notable; y es este desperdicio de alimentos del que proviene el 10% de los gases de efecto invernadero emitidos a nivel mundial (datos del “United Nations World Food Programme, United Nations Food and Agriculture Organization, We Are Water Foundation”).
A medida que el nivel de consumo de la humanidad supere los recursos disponibles en nuestro planeta, se espera que la demanda global de alimentos se incremente hasta un 60% para 2050 (datos del “How can collaboration and technology drive a more sustainable food ecosystem” de Capgemini), nuestro enfoque debería evolucionar hacia soluciones que transformen nuestras capacidades de producción y hábitos de consumo que garanticen el abastecimiento sostenible.
“La colaboración de datos en tiempo real, junto con la optimización logística, son cruciales”
En este contexto, avanzamos por buen camino, ya que los consumidores son cada vez más conscientes y buscan alternativas respetuosas con el medioambiente como la adaptación de prácticas de residuos cero, el uso envases reutilizables o la reducción del consumo de carne con alta cantidad en carbono. Sin embargo, aunque la sostenibilidad está ganando terreno, el precio sigue siendo un factor dominante a la hora de tomar las decisiones de compra y, en muchas ocasiones, estas opciones siguen siendo más costosas. Sin duda, este punto representa uno de los mayores desafíos para la industria alimentaria.
“Estamos convencidos de que la tecnología es la pieza clave que hará encajar todo este rompecabezas y permitirá operaciones más sostenibles, eficientes y rentables”
Aquí es donde entra en juego el papel de la tecnología como aliado para la interconexión del sistema alimentario comenzando por la cadena de suministro. La colaboración de datos en tiempo real, junto con la optimización logística, son cruciales para garantizar el movimiento eficiente de mercancías, mientras que las cadenas de suministro interconectadas permiten una comunicación y colaboración fluida entre las partes interesadas en cada etapa de producción.
Además, si hay una herramienta que marque la diferencia y resulte especialmente útil en la cadena de suministro, es la inteligencia artificial (IA), dado que los sistemas de gestión de inventarios basados en esta tecnología son capaces de optimizar los niveles de existencia, actualizar los precios según su proximidad a la fecha de caducidad y, por consecuencia, garantizar su disponibilidad y reducir el desperdicio. Del mismo modo, la IA es capaz de procesar miles de datos de los minoristas imposibles de procesar de forma manual y traducirlos en conocimientos útiles que facilitan la identificación de ineficiencias en tiempo real y los puntos débiles de la cadena para permitir intervenciones rápidas y precisas con una toma de decisiones que se apoye en información actualizada.
“Aunque la sostenibilidad está ganando terreno, el precio sigue siendo un factor dominante a la hora de tomar las decisiones de compra y, en muchas ocasiones, estas opciones siguen siendo más costosas”
En definitiva, solo a través de una colaboración de toda la cadena de valor a medio plazo podremos impulsar el cambio a la escala y a la velocidad necesaria. Esto implica a agricultores, productores, minoristas, consumidores, ONGs, gobiernos y organizaciones. En todos ellos, estamos convencidos de que la tecnología es la pieza clave que hará encajar todo este rompecabezas y permitirá operaciones más sostenibles, eficientes y rentables. Se trata de una etapa inicial, con mucho camino que recorrer por delante, ya que la tecnología está avanzando a la velocidad de la luz y todavía no sabemos qué margen de mejora tiene y los beneficios que nos deparará en el sector retail en los próximos años. Lo que es seguro es que no nos dejarán indiferentes.