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La siguiente edición de ProVeg Incubator (la cuarta) dará comienzo en abril de 2020 y tendrá una duración de tres meses. Por primera vez, cada compañía aceptada para formar parte de la incubadora recibirá una ayuda de 20 000 euros, a los que potencialmente podrían sumarse entre otros 30 000 y 180 000 más al terminar el programa.
La fecha límite para la presentación de propuestas es el 16 de febrero de 2020. Los proyectos deben ser innovadores y pertenecientes al sector de alimentación y bebidas, siempre basadas en plantas.
"Estamos encantados de anunciar que ProVeg Incubator ofrecerá una ayuda de 20 000 euros a cada startup que sea aceptada para unirse a nuestro programa, para formar parte de la siguiente edición. Tras completar el programa, estas startups tendrán la oportunidad de recibir fondos adicionales por entre 30 000 y 180 000 euros más”, explica Albrecht Wolfmeyer, director de ProVeg Incubator.
“Apoyar a emprendedores que se apasionan por redefinir el sistema de alimentación es tremendamente motivador, y ser capaces de ofrecerles una inyección monetaria es otra parte significante del programa lanzado por ProVeg. La financiación marcará una gran diferencia para el despegue de los negocios de las nuevas empresas, para que impulsen su investigación y desarrollo, y lleven sus productos y servicios al mercado”, añade.
Pink Albatross es una compañía de helados veganos, que participó en la tercera edición, fundada en Ávila por Pepe Biaggio y Luke Saldanah, que ya vende sus productos en 47 puntos de venta y desde diciembre se pueden pedir a domicilio a través de Deliveroo y Uber Eats en barrios seleccionados de Madrid..
“Aplicamos para formar parte de la tercera convocatoria de ProVeg Incubator por su impresionante red de expertos. Queremos desarrollar nuestra propia red de contactos en la industria alimentaria, conocer inversoras y validar los pasos necesarios para el lanzamiento de nuestro negocio”, indica Luke Saldanha, cofundador de Pink Albatross.
“El gran valor de este programa procede de conocer a otras personas en situaciones similares a la nuestra y ser capaces de interactuar con ellos, conocer sus problemas y desafíos, y ayudarles a resolverlos. También reunimos muchas “perlas” de los diferentes oradores y talleres en los que participamos en la incubadora”, agrega.