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Durante más de dos décadas, las cookies han sido el alfa y el omega de la publicidad online. La gran mayoría de la industria ha confiado cómodamente en ella para dirigirse con precisión al usuario de Internet y medir con exactitud el rendimiento de las campañas digitales. Pero de repente, la privacidad de los usuarios se ha convertido en un criterio importante para las empresas. En los últimos años, varios navegadores han ido abandonando gradualmente las cookies de terceros, como Safari en 2020, al que seguirá Google Chrome en 2023.
Las empresas tienen casi dos años para adaptarse y encontrar soluciones innovadoras y alternativas al fin de las cookies de terceros que les permita afinar sus objetivos de marketing y publicidad. Frente a esta transformación, muchos profesionales se preguntan: ¿cómo podemos seguir teniendo trazabilidad del comportamiento de los clientes en línea y así seguir generando experiencias personalizadas que les encanten?
“Marcas y retailers son conscientes de que están ante un importante punto de inflexión con el fin de las cookies de terceros”
Marcas y retailers son conscientes de que están ante un importante punto de inflexión con el fin de las cookies de terceros. Ha quedado atrás la época en la que las empresas podían recopilar fácilmente muchos datos sobre el comportamiento de los usuarios online. Ahora tienen que pedir el consentimiento expreso de cada usuario para personalizar sus recomendaciones y afinar su experiencia de compra.
Estamos viviendo un periodo de transición y por lo tanto ninguna empresa puede afirmar que está perfectamente preparada, peroestá claro que debemos situar al cliente en el centro de todo el proceso y establecer una relación de confianza explicando con la mayor claridad posible qué datos se solicitan y por qué motivos.
La confianza viene con la transparencia. Esto significa, sobre todo, que la empresa sólo debe pedir al cliente información directamente relacionada con su actividad. De lo contrario, el usuario no tiene ninguna razón para dar su consentimiento. Evitando así una muy mala experiencia, que pueda ser percibida como intrusiva. Ahora sólo el cliente tiene el poder de iniciar la conversación. Todo gira en torno a él. Por ello, las empresas no tienen más remedio que poner al cliente en el centro de toda su atención.
Asimismo, los anunciantes y publishers tendrán que encontrar soluciones alternativas. Estos cambios implicarán necesariamente una gran innovación para encontrar otras formas de dirigirse a los consumidores de forma inteligente.Si bien al principio, la desaparición de los cookies ha sido percibido negativamente, en realidad, podría representar una oportunidad para todos los players del sector.
Además, esta nueva era no significa que vayamos a ver menos personalización, menos relevancia o menos eficacia de los medios publicitarios. El fin previsto de las cookies tendrá un impacto evidente en la economía del marketing digital. Pero algunas cosas no cambiarán. Lo que no va a cambiar es la medición de las impresiones, los clics, o el CTR, entre otros.
El cookieless está totalmente reestructurando y transformando a toda la industria. Uno de los principales retos será replantear por completo la forma en que se realiza el análisis y la segmentación de la publicidad, sin obviar el objetivo de mantener un alto nivel de rendimiento.
El gran reto para todas las empresas será realizar con éxito el cambio y ofrecer métodos de personalización y segmentación no intrusivos y eficaces que sean sostenibles y responsables. Es de interés de todos, pero especialmente del usuario final.