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"En Castilla y León no perdonan la caña de lomo, en Canarias, Ceuta y Melilla desaparece el aceite de oliva". Estos son algunas de las conclusioens extraídas del último informe de la empresa especializada en la protección de productos en el punto de venta, STC; un estudio interno sobre el impacto de la pérdida desconocida en los supermercados españoles que detalla cómo, cada vez más, los establecimientos se ven obligados a poner medidas para persuadir y evitar los hurtos de productos.
Salvador Cañones, socio-director de STC, ha afirmado: “Si algo hemos aprendido en las últimas décadas es que el hurto no es inherente en particular a nadie. Hurtan los jóvenes, los adultos y los mayores, sin diferencia de sexo ni siquiera de condición económica. Los hurtos se cometen a partes iguales entre clientes habituales y ladrones profesionales, aunque la motivación es diferente. El cliente habitual puede hacerlo por varias razones, aunque ninguna justificaría la comisión del hurto. En cambio, el profesional obedece a un trasfondo puramente económico: hurta aquello que tiene alto valor y un gran atractivo, porque es fácilmente revendible, como las bebidas alcohólicas o los ibéricos”.
De esta manera, “la actual situación que vivimos, la inflación, con la subida de precios indiscriminada en la cesta de la compra, hace que, lejos de disminuir, este aumento de hurtos en los supermercados crezca. La previsión en la que trabaja toda la industria, lamentablemente, es de que los hurtos van a seguir creciendo. Los motivos son claros: menor disponibilidad económica y necesidades creadas que no podemos dejar de satisfacer. Priorizamos pagar gimnasios, teléfonos móviles o plataformas digitales, ya que todo es necesario y pagamos religiosa y mensualmente por banco. Pero, cuando vamos a hacer la compra es fácil distraer algunos productos, sean estos necesarios o de puro placer “, ha subrayado Cañones.
El estudio, que se ha realizado en establecimientos de todo el territorio nacional, arroja datos sobre las preferencias a la hora hurtar según la comunidad en la que se vive. Por ejemplo, la pasión por las conservas de bonito y atún en Madrid, Aragón, País Vasco o Cantabria; o que las Islas Baleares los dos productos ‘especiales’ que más desaparecen sean el queso de Mahón y los licores originarios de las islas.
Salvador Cañones: “Si algo hemos aprendido en las últimas décadas es que el hurto no es inherente en particular a nadie. Hurtan los jóvenes, los adultos y los mayores, sin diferencia de sexo ni siquiera de condición económica"
Esto apunta a que hay un nexo en común que existen en la pérdida desconocida y que es independiente de la comunidad de origen:
Aunque el TOP 5 de los productos más hurtados lo ocupan los ibéricos, licores, el atún o los vinos, en todas las comunidades se ha detectado un producto favorito para llevarse sin pasar por caja, y que nos ayuda a distinguir los gustos por comunidades.
Los más dulceros están en La Rioja, Madrid y Valencia:
1.- La Rioja - chocolate
2.- Madrid - helados
3.- Valencia - helados
Los más selectos y Gourmet en Castilla y León, Castilla La Mancha y Aragón:
Para encontrar a los que prefieren el marisco hay que mirar al Norte:
Los fieles a sus D.O:
Los que siguen la Dieta Mediterránea los encontrarás en:
Salvador Cañones, socio-director de STC, ha finalizado: “Las cadenas de alimentación que trabajan con nosotros buscan precisamente esto, por un lado, ayudar al cliente honrado a no caer en la tentación de buscar un descuento, y por otro, invitar al ladrón profesional a desplazarse a otro establecimiento no protegido o simplemente protegido con otras soluciones menos eficaces que las que ofrecemos. No olvidemos que el hurto, al igual que la energía, no desaparece. Simplemente, va a otro lado”.