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El gran consumo está jugando un papel importante durante la crisis del Covid-19. Para esta industria, las prioridades inmediatas son proteger la salud y la seguridad de sus trabajadores, asegurar la liquidez, y mantener la disponibilidad de sus productos. Aunque la crisis desencadenada por el coronavirus ha afectado a muchas empresas del sector, las llamadas Fast Moving Consumer Goods (FMCG), presentan, por lo general, niveles de liquidez aceptables, ya que introdujeron programas de reducción de costes y optimización durante la crisis de 2007 y 2008. Otras han visto crecer la demanda, a pesar de los desafíos operativos. Este contexto ha llevado a una menor erosión del valor del accionista en comparación con otros sectores.
Pero, a medida que vayamos saliendo de esta crisis, el impacto económico se irá viendo cada vez más claro. Según los últimos datos disponibles, en España el PIB cayó un 4,1% en términos interanuales (un 5,2% intertrimestral), con solo 15 de los 90 días del trimestre afectados por la pandemia y es más que probable que el deterioro de la actividad económica y el empleo acabe presionando a la baja el consumo y achique la renta disponible.
El equipo de gran consumo de PwC en el Reino Unido ha hecho un análisis de la situación y destaca cuatro enseñanzas para el sector, aplicables también a España, cuyo aprendizaje será vital para afrontar el futuro y la denominada ‘nueva normalidad’.
1. La demanda es impredecible y las cadenas de suministro soportan una gran presión. Ha hecho falta una crisis como esta para poner en perspectiva la definición de ‘esencial’. El concepto de ‘trabajador esencial’ ha tomado un nuevo significado, así como el de ‘artículos esenciales’. Desde rollos de papel higiénico hasta aparatos de fitness, pasando por desinfectantes de manos y apps de videoconferencia, la demanda de los consumidores está demostrando ser poco convencional. En un entorno de estabilidad, las empresas de gran consumo pueden predecir con precisión la demanda, que está muy sujeta a la estacionalidad y las promociones. Sin embargo, el Covid-19 ha alterado significativamente el volumen de demanda en todas las categorías.
2. Menos productos, marcas y SKUs. Las limitaciones de capacidad han obligado a las marcas a racionalizar sus unidades de mantenimiento en almacén (más conocidas por sus siglas en inglés, SKUs). La cadena británica Tesco redujo sus 33 gamas de papel higiénico a 10, mientras que Morrisons hizo lo propio con su línea de panadería, pasando de 17 a 6 productos. También se han racionalizado salchichas, pastas y leche con el objetivo de crear surtidos menos complejos, que aseguren una mejor disponibilidad y suministro. Si esta gestión se tradujera en un reequilibrio estructural a más largo plazo, la dinámica competitiva entre los comerciantes conocidos como full-line grocers y los minoristas especializados podría alterarse de forma interesante.
3. Forzados a probar cosas nuevas. Como aprendimos durante la anterior crisis financiera, los grandes cambios estructurales llevan a alteraciones en el comportamiento. En 2007 y 2008, se limitó fuertemente el gasto. En 2020, a esta limitación del gasto se le suma la restricción, ya sea completa, o parcial, del movimiento. El resultado es que los consumidores saltan al canal digital, y a veces, también cambian de marca, ya sea por precio, o por disponibilidad. Teniendo en cuenta que nos esperan distintas fases hasta volver a una situación de ‘normalidad’, y esto descontando posibles rebrotes hasta que haya una vacuna o un tratamiento disponible, es de esperar que estos cambios en el comportamiento sean a largo plazo o, incluso, permanentes.
Más del 70% de los participantes aseguraron que la confianza era el factor más importante a la hora de elegir una marca
4. La confianza, más importante que nunca: En una encuesta reciente de PwC, más del 70% de los participantes aseguraron que la confianza era el factor más importante a la hora de elegir una marca. Ahora, en un entorno marcado por la incertidumbre, esto es todavía más crítico, y afecta de lleno al negocio de los bienes de consumo envasados. El cumplimiento de los precios y el seguimiento estrecho de la actividad de los socios comerciales se convierte en algo vital para evitar la explotación de los precios en los canales comerciales menos controlados. Llevamos tiempo escuchando hablar sobre la promesa de la transparencia, la autenticidad y la trazabilidad de los productos. Ahora, ha llegado el momento de integrarla en los modelos comerciales -y de beneficiarse de su aplicación.
Las promociones son igual o más importantes que antes. Pero esta actividad promocional actual no puede ser idéntica al año anterior
El coronavirus ha provocado un auténtico ‘tsunami’ en el comportamiento de los consumidores. La pregunta crítica para las empresas de este sector es: ¿cuántos de estos cambios se quedarán con nosotros después de la pandemia? Aunque todavía no está del todo claro, experiencias anteriores nos muestran que estos se instalarán, al menos por un plazo considerable. A pesar de la incertidumbre, las empresas deben trabajar para proteger su marca, perfeccionar sus ofertas y preparar sus cadenas de suministro. Si consiguen hacerlo y reforzar a la vez su capacidad de prever hacia dónde irá la demanda, estarán bien preparadas.