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La confianza de los consumidores finalizó 2015 dando una de cal y otra de arena. Por un lado, y al hilo de las mejoras macroeconómicas, registró un incremento de 9 p.p. con respecto a como terminó 2014, situándose en los 72 puntos. En cambio, la comparación entre el cuarto y el tercer trimestre deparó una caída de tres puntos, tal como indica el último Estudio Global de Confianza de los Consumidores, elaborado por la consultora Nielsen.
De hecho, una tasa de desempleo todavía por encima del 20%, a pesar de cerrar con una mejora de 2,81 p.p. con respecto a 2014, más la incertidumbre política del momento, hicieron que el porcentaje de personas que ven con optimismo su futuro laboral se mantenga estancado en torno al 25%. Lo mismo sucede con aquellos que consideran que el país ya no está en recesión, alrededor del 30%.
Y es precisamente la seguridad en el empleo la preocupación número uno para un 20% de los encuestados. Es la cifra más alta de Europa sólo superado por otras dos economías del sur de Europa, Grecia (27%) e Italia (22%). En cambio, en Francia y Gran Bretaña, el terrorismo es lo que más inquieta a sus ciudadanos actualmente, con el impacto muy reciente de los atentados de noviembre en París.
El consumo en España se enfrenta a un contexto en el que todavía solo una de cada cuatro personas piensa que el país se alejará del fantasma de la recesión en los próximos doce meses. En este sentido, aún existe un 70% de consumidores que modifican sus hábitos de compra para ahorrar en lo que a gastos domésticos concierne. Las dos principales vías de ahorro para los españoles son recortar el consumo de luz y gas (63%) y las salidas de ocio fuera del hogar (60%), seguido del gasto en la compra de ropa (51%). Sin embargo, en el ADN del español está el gastar y los consumidores no siempre se contendrán pues en cuando la economía mejore, sólo un 22% prevé seguir poniendo coto al entretenimiento, frente a un 47% que seguirá mirando con lupa la factura energética.
Según el director general de Nielsen Iberia, Gustavo Núñez, "la confianza es la locomotora que empuja al consumo y para eso es imprescindible que el paro siga bajando. Al menos los hogares tienen un respiro con un Euribor en mínimos con el que se calcula su hipoteca, o el precio a la baja del combustible. Son unos euros más en el bolsillo y una ayuda siempre bienvenida".