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El sector del comercio electrónico se encuentra inmerso en plena transformación digital. Si en 2020, aproximadamente una de cada cinco empresas (19%) realizaba ventas a través de Internet en la Unión Europea, las previsiones apuntan a que en apenas diez años lo harán una de cada 3 (30%), de acuerdo con los volúmenes de crecimiento actuales. Un sistema que, sin embargo, no crecerá en detrimento del comercio tradicional, ya que todo apunta a un ecosistema phygital en el que convivirán tiendas físicas y digitales, ampliando el abanico de posibilidades de los consumidores hasta límites insospechados.
De hecho, nuestra manera de comprar y relacionarnos con los negocios ha cambiado de forma radical en los últimos años. Cuestiones como pedir comida a través de una app, realizar compras ultrarrápidas en un supermercado con nuestro smartphone, o el simple hecho de pagar de manera inmediata con nuestro reloj inteligente, parecían ciencia ficción hace apenas una década. Y de igual manera, ya vemos como incipientes tecnologías comienzan a tener cada vez una mayor presencia, y nos permiten dibujar el escenario del sector del comercio en los próximos diez años.
Todo apunta a un ecosistema phygital en el que convivirán tiendas físicas y digitales, ampliando el abanico de posibilidades de los consumidores hasta límites insospechados
“El principal efecto de la transformación digital en el comercio ha sido la multiplicación de oportunidades y facilidades para usuarios y consumidores. Acceder a cualquier producto es hoy más barato, rápido y sencillo que nunca, aunque la evolución es constante, y la presencia del medio digital será aún mayor en los próximos años. En cambio, los grandes desafíos y desarrollos en el sector se encuentran ahora a nivel interno, en la transición hacia un modelo más eficiente y sostenible”, señala Noelia Lázaro, directora de Marketing de Packlink.
Noelia Lázaro: “El principal efecto de la transformación digital en el comercio ha sido la multiplicación de oportunidades y facilidades para usuarios y consumidores”
Según cifras del INE, a comienzos de la década pasada solo el 43% de los españoles utilizaba internet a diario, mientras que hoy esa cifra se ha multiplicado por dos, alcanzando el 85,8% de la población. De hecho, 2010 era el año en el que fenómenos como los teléfonos inteligentes, o redes sociales como Facebook y Twitter, comenzaban a despegar en nuestro país. Sus usos y aplicaciones han variado muchísimo, pero hoy son elementos indispensables para el sector del comercio electrónico. Y aunque es arriesgado y complicado vaticinar el futuro, algunas tecnologías actuales nos pueden ayudar a vislumbrar cómo será comprar a comienzos de la próxima década:
El metaverso fue uno de los conceptos estrella de 2021. Un universo virtual, en el que nuestros avatares podrán relacionarse, acudir a reuniones, pero también comprar, jugar o acudir a espectáculos. Meta, la empresa matriz de Facebook, es quien más está apostando por este modelo de realidad virtual, y el propio Mark Zuckerberg presentó el año pasado cómo sería asistir a una reunión de trabajo, e incluso practicar deporte en este mundo virtual. Algunas marcas del sector textil han comenzado a presentar sus propias tiendas en el metaverso, ya es posible comprar “parcelas digitales”, y más de un millón de personas presenciaron un concierto el verano pasado de la artista Ariana Grande. Por lo que no parece descabellado que, en cuestión de pocos años, podamos realizar nuestras compras en supermercados o tiendas digitales gracias a nuestro avatar.
Por su parte, la personalización es uno de los grandes retos de la digitalización, ofrecer experiencias cada vez más personalizadas a los usuarios, basadas en sus gustos y preferencias. Las grandes cantidades de datos que manejamos y nuestra huella digital son la principal fuente de los famosos algoritmos, que durante los últimos años han ido perfeccionando su capacidad y acercándose cada vez más a nuestros intereses.
Además de la realidad virtual, la realidad aumentada permitirá mejorar la experiencia de los usuarios
Además de la realidad virtual, la realidad aumentada permitirá mejorar la experiencia de los usuarios. Ya sea a través de unas gafas virtuales o a través de la pantalla de nuestro smartphone, simplemente con enfocar un producto podremos conocer su precio y características de manera inmediata a través de una interfaz digital.
Igualmente, tecnologías como el blockchain nos permitirán acceder a bases de datos completas y verificadas, cuando accedemos a un producto o servicio. Simplemente escaneando un código de barras de un alimento, podremos saber cuándo y dónde ha sido producido, cuál ha sido su tránsito hasta llegar a nuestro supermercado, y cuáles son sus valores nutricionales y fecha de caducidad, todo al instante.
Las tiendas físicas no cederán su espacio a los comercios digitales, sino que coexistirán y evolucionarán. Una predicción bastante común en el sector es la evolución hacia el modelo showroom, especialmente en el sector textil. Podremos acudir a una tienda, conocer los productos, probarlos, elegir como customizarlos o modificarlos, y solicitar que nos lo envíen, cuando queramos, a casa. De esta manera, pasamos del modelo tienda-almacén a uno de tienda orientada a la experiencia del usuario.
Nuestro modelo de consumo y producción está cada vez más orientado al de economía circular, que apunta a ser el gran fenómeno de consumo en los próximos años. El sector textil es uno de los abanderados, y cada vez existen más opciones para dar una segunda vida a las prendas. De un modelo de consumo rápido e intensivo, pasaremos a un modelo de reutilización de los productos.
“Nos encaminamos hacia un modelo de consumo más sostenible y menos masificado. Nuestras experiencias de consumo serán más personalizadas y todo girará en torno a la experiencia del usuario. Un cambio que vendrá de la mano de la evolución del sector de la logística y del transporte, que si ya es fundamental para el sector retail, adquirirá incluso más valor e importancia, tanto para empresas como usuarios”, concluye Noelia Lázaro.