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Según revelan los datos de la Encuesta de Hábitos de Consumo 2023 realizada por la Mesa de Participación de Asociaciones de Consumidores (MPAC), el 83% de los consumidores en España asegura haber modificado sus hábitos de compra y consumo para adaptarse al contexto de inflación y alza de precios. Este dato evidencia un cambio significativo en el comportamiento del consumidor, influenciado tanto por factores económicos como por tendencias emergentes en el mercado.
En los últimos años, hemos sido testigos de una transformación profunda en la forma en la que compramos y consumimos bienes y servicios. Con el comienzo de la temporada alta de compras, desde el Black Friday hasta las rebajas de enero, que ahora nos pilla lejos, surge la oportunidad de reflexionar sobre estos cambios y su impacto futuro en nuestras vidas y en el mundo empresarial.
Por un lado, el auge sostenido del mercado electrónico. El comercio electrónico B2C ha experimentado un crecimiento del 31% en España, alcanzando los 72.000 millones de euros en el 2022, según el European e-Commerce Report 2023. Este crecimiento continuo refleja un cambio fundamental en nuestra forma de comprar. A pesar de ello, sigue habiendo un apego considerable a las compras físicas, con el 54% de los españoles prefiriendo esta modalidad. La experiencia en tienda, con su capacidad de entretenimiento, interacción personalizada y la inmediatez que ofrece, sigue siendo valorada por muchos consumidores.
“La lealtad a las marcas está en declive, y los consumidores buscan un mayor valor por su dinero”
En segundo lugar y como anticipaba al comienzo, la inflación, un gran problema que ha llevado a priorizar el precio en las decisiones de compra. La lealtad a las marcas está en declive, y los consumidores buscan un mayor valor por su dinero. Las empresas deben adaptarse ofreciendo productos con un mejor equilibrio calidad-precio o con atributos innovadores para mantener su competitividad en este nuevo panorama económico.
Pero sin duda, la tendencia más innovadora y la que más fuerte va a pisar los próximos años es la relacionada con la venta en redes sociales. Se espera que para el 2026, el 60% de los millennials y la generación Z prefieran realizar compras en redes sociales. Los influencers, figuras destacadas en las redes sociales, pueden ser una herramienta poderosa para impulsar las ventas y fortalecer la presencia de la marca en un mercado cada vez más digitalizado.
En este sentido, las empresas deben ser proactivas en su enfoque hacia las redes sociales, aprovechando la capacidad de estos influencers para conectar con audiencias específicas y generar confianza entre los consumidores. La colaboración con estos perfiles y la participación activa en plataformas de redes sociales se convertirá en una parte crucial de la estrategia de marketing y ventas de las empresas en el futuro.
“Las empresas deben adaptarse ofreciendo productos con un mejor equilibrio calidad-precio o con atributos innovadores para mantener su competitividad”
Por otro lado, los valores de marca siguen cobrando protagonismo, sobre todo en esas generaciones más jóvenes. Los consumidores españoles otorgan gran importancia a la ética de las marcas al tomar decisiones de compra. En un contexto donde la inflación y los precios desempeñan un papel crucial, las empresas que logren integrar consideraciones éticas, sociales y medioambientales en su propuesta comercial estarán en una posición ventajosa para responder a las demandas diversificadas de los consumidores.
Lo cierto es que todas estas tendencias marcarán el futuro de las decisiones de compra, la mayoría de las veces sin que nos demos cuenta. Nuestro entorno pone a prueba al comprador y le invita a explorar nuevos métodos de compra, nuevas marcas y a poner en valor aspectos que hasta ahora no se habían tenido tanto en cuenta como el precio o el discurso de una marca o compañía.