Revista
Hace unos meses escribía un artículo para un diario español en el que comenzaba diciendo que el “2020 iba a ser un año decisivo en el sector agroalimentario y de la distribución a nivel global”, el primero de una década marcada por los muchos cambios que van a experimentar los distintos eslabones de la cadena agroalimentaria. Entonces no imaginaba que pudiéramos tener un elemento externo, apenas unos meses después, como el Covid-19, que ha venido a acelerar más aún lo que entonces preveía.
Ya veníamos asistiendo en los últimos años a cambios en los hábitos del consumidor no sólo en la forma de consumir, sino también en la mayor sensibilidad y corresponsabilidad con el entorno, su creciente preocupación por la conservación del medio ambiente y la sostenibilidad. Todo esto había hecho que nos preocuparan no sólo en los alimentos que consumimos, sino también en cómo podemos evitar dañar el medio ambiente; reciclando envases, evitando el uso del plástico no reutilizable… y en cómo nos puede afectar a nuestra salud de forma directa o indirecta nuestro comportamiento y pautas en el consumo. Además, está basado en la búsqueda de hábitos saludables que aporten también estabilidad a nuestro organismo además de a nuestro entorno.
”Tenemos por delante 18 meses en los cuales se van a asentar los principales cambios de nuestra futura cadena agroalimentaria”
Pues bien, esta situación anterior al Covid-19, se va a acelerar en gran medida. Se ha creado un entorno dónde el riesgo al contagio de un virus que ha causado una gran mortalidad ha hecho saltar por los aires nuestro estado de confort. Esto ha cambiado la forma de relacionarse y está dando un serio revés a nuestra economía, con gran impacto en el empleo y por tanto en la renta disponible y en el consumo en los próximos 2 años al menos.
Pero ante este estado, ¿cómo ha reaccionado la cadena agroalimentaria en nuestro país? Pues sinceramente, como esperábamos. El hecho de ser una de las cadenas alimentarias –la española– más eficientes en la zona europea, ha hecho que los distintos eslabones hayan trabajado intensamente desde el primer momento en intentar combatir los efectos de esta pandemia en nuestras empresas de forma inmediata y en garantizar la producción y el suministro de alimentos. Todo esto incluyendo a todos los eslabones de la cadena agroalimentaria que están más unidos que nunca. Por ello hay que felicitar a las organizaciones sectoriales y a las agrupaciones agroalimentarias su permanente apoyo y adaptación a las necesidades de las empresas, pero también del conjunto de la cadena alimentaria.
Sin embargo, la reacción puntual ante una situación de esta magnitud no es suficiente, se van a producir cambios estructurales y modificaciones en las pautas y hábitos de comportamiento del consumidor que se alargarán hasta la aparición de la vacuna (esto supone cambio de hábitos durante más de un año) que van a generar cambios radicales en nuestra forma de consumir. La legislación está cambiando para garantizar el equilibrio de nuestra cadena, pero también las normas se adaptarán a un nuevo entorno más digital y eficiente.
También existirán riesgos, las empresas agroalimentarias y de la distribución que durante este periodo van a ver incrementada su cifra de negocio, corren el riesgo de pensar que el mercado continuará de esta forma en el tiempo, y no va a ser así. El Post Covid-19 puede ser realmente duro para las empresas que hoy están salvaguardadas de esta crisis, la vuelta a la realidad nos traerá nuevamente un canal HORECA más fuerte si cabe. Soy de los que opinan que, aunque tardará en recuperarse, cuando la seguridad se adueñe del entorno, el canal de la hostelería y la restauración crecerá de forma considerable. El consumo en el hogar volverá a las cifras anteriores PRE Covid-19, pero con una diferencia: el consumidor se habrá acostumbrado a una nueva forma de consumir en el hogar y no la va a cambiar. Aquellos que no hayan desarrollado su ecommerce, que no hayan fidelizado a sus clientes o que hayan abandonado sus buenas prácticas durante estos 18 meses, verán como el impacto en sus cuentas de resultados pueden ser muy significativos. Si el 2021 puede estar marcado por procesos de fusiones y adquisiciones (M&A) en la industria agroalimentaria y en el canal Horeca, el 2022 será un año de procesos de concentración en el sector de la distribución, los operadores regionales líderes afianzarán su liderazgo también marcados por la cada vez mayor demanda de productos locales y regionales por parte del consumidor, pero la despoblación y el proceso de concentración de la población en las grandes ciudades, llevará a la desaparición de muchos establecimientos dentro del ámbito rural.
”Si el 2021 puede estar marcado por procesos de fusiones y adquisiciones (M&A) en la industria agroalimentaria y en el canal Horeca, el 2022 será un año de procesos de concentración en el sector de la distribución”
Si hablamos de previsiones, hay que tener en cuenta también los retos a los que nos enfrentamos en las próximas décadas, y el principal es el crecimiento de la población y su futuro abastecimiento. Si se estima que la población mundial en el año 2050 rondará los 10.000 millones de personas frente a los aprox. 7.700 millones actuales (según la División de Población del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales DESA de la ONU), el verdadero reto es si vamos a ser capaces de abastecer de forma eficiente, entendida ésta como saludable, a casi un 30% más de población en un mundo con escasez hídrica, con deterioro de la superficie cultivable y afectada por el cambio climático. Con este panorama a largo plazo y el POST Covid-19 del corto y medio plazo, tenemos por delante 18 meses en los cuales se van a asentar los principales cambios de nuestra futura cadena agroalimentaria, en la que considero 10 claves que marcarán su desarrollo:
Ante este panorama, que exige una legislación en continua adaptación al nuevo escenario, habrá que legislar en favor del equilibrio en los mercados, regular las nuevas formas de alianzas comerciales, ser determinante en la lucha contra el fraude, medir y controlar la calidad en los productos, apoyar acciones en favor de la lucha contra el cambio climático, etc. Son nuevos retos a los que la legislación de cada país debe dar respuesta y aquellas empresas que se anticipen lograrán una mejor adaptación al mercado y les permitirá anticiparse a los cambios normativos.
Estos retos pretenden dar respuesta a las necesidades del consumidor y a la sostenibilidad del entorno sin perder competitividad. La legislación global y específica de cada país se está adaptando progresivamente a los cambios y serán las empresas que mejor se adapten a este nuevo entorno las que más crezcan y perduren en el tiempo.
Para todo ello hay que ser eficiente, en un mercado tan competitivo ya no valen las reglas tradicionales, el producto por sí solo ya no es suficiente, hace falta lograr que toda la cadena sea eficiente, que las prácticas comerciales leales permitan un equilibrio dentro de los distintos eslabones y que la tecnología ayude a los negocios a seguir creciendo.
La Cadena Agroalimentaria 5.0, será una evolución de todos sus eslabones gracias a la irrupción de la industria 5.0, al big data, al Internet de las cosas, a la inteligencia artificial, y a una plena conectividad de las personas con las maquinas, que permitirá alcanzar un modelo pleno de eficiencia en dónde las empresas que no se adapten desaparecerán rápidamente, esta supondrá una verdadera revolución sin precedentes en este sector.
Podríamos hacernos muchas preguntas al respecto, ¿cómo van a afectar estas tendencias a la industria agroalimentaria y su distribución tras una década? ¿suponen ya un cambio disruptivo en la industria agroalimentaria? ¿cómo van a afectar los cambios en nuestro entorno cada vez más global y tecnológico y a qué velocidad se van a producir? ¿será la cadena agroalimentaria 5.0 la disrupción que permita tener la visión integrada de ésta?
“En un mercado tan competitivo ya no valen las reglas tradicionales, el producto por sí solo ya no es suficiente, hace falta lograr que toda la cadena sea eficiente, que las prácticas comerciales leales permitan un equilibrio dentro de los distintos eslabones y que la tecnología ayude a los negocios a seguir creciendo”
Las respuestas a estas cuestiones que nos vendrán dadas en un futuro, podemos hoy preverlas. Estas tendencias están suponiendo ya, y cada vez más intensamente en las economías desarrolladas, cambios que afectarán a la industria y al consumo, sin llegar a ser disruptivos hasta al menos dentro de una década, pero podemos asegurar que a partir de entonces surgirá un nuevo modelo de cadena agroalimentaria, totalmente disruptiva, que transformará los modelos que hasta ahora hemos tenido, dando paso a una Cadena Agroalimentaria 5.0.
El mundo agroalimentario y de la distribución estará cerca de ser plenamente eficiente, la producción agrícola o ganadera, la industria y la logística estarán marcadas por el control permanente de todos los procesos y la introducción masiva de cobots (robots colaborativos) que permitirán la toma de decisiones más ágil y acertada.
La inteligencia artificial permitirá disminuir el riesgo al error de forma significativa. La cadena agroalimentaria 5.0 estará alineada con la sostenibilidad del planeta y el respeto al medio ambiente, se reformularán las normas para adaptarlas a los robots y a los cobots y seguirá cada vez de forma más intensa la preocupación por la responsabilidad social, el compliance y las buenas prácticas en todos los ámbitos de la empresa. Los retos del futuro a buen seguro serán ya diferentes, lo que hoy perseguimos se dará por hecho, seguramente tan sólo la búsqueda de la excelencia plena en los procesos y en la satisfacción del consumidor será un reto permanente.