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La conveniencia ha sido y será siempre una demanda básica de los consumidores. Tras un periodo con las prioridades puestas en el bolsillo, y con un ritmo de vida cada vez más acelerado, este driver está volviendo a recuperar su papel como uno de los principales motores del mercado. De hecho, hoy ya es, junto con la salud, lo que más está moviendo el consumo en nuestro país. Desde la elección de establecimiento, la experiencia de compra en sí misma o el uso de los productos, la búsqueda de soluciones que permitan al consumidor gestionar su tiempo de manera más eficiente está en todo el proceso de compra.
Desde el punto de vista del producto, el término de conveniencia se ha asociado tradicionalmente a los platos preparados. Este mercado ha ganado protagonismo en los últimos años y tiene un largo recorrido por delante si es capaz de superar algunas barreras como mejorar su percepción de calidad y/o salud. Hay algunos ejemplos que así lo demuestran, como las ensaladas listas para tomar, que han triplicado su penetración desde 2013 y ya son compradas anualmente por un 14% de los hogares.
No obstante, la tendencia predominante se aproxima más a un concepto de "facilitador" en la cocina. No siempre queremos las cosas hechas, sino a veces necesitamos una ayuda para dedicarle el menor tiempo posible a cocinar, pero manteniendo nuestro sello personal. No en vano, un 79% de los hogares prefiere comer algo sencillo pero cocinado en casa cuando tiene prisa.
Un 79% de los hogares prefiere comer algo sencillo pero cocinado en casa cuando tiene prisa
En este sentido, algunas de las categorías que más están creciendo están muy asociadas precisamente a este concepto de convenience. Desde los complementos para el tratamiento de la ropa, que buscan dedicar menos tiempo a la colada, hasta los platos preparados deshidratados impulsados por los vasitos de noodles¸ o las bases para pizza o la pasta fresca que ahorran tiempo de cocinado, son algunas de las categorías que más compradores han ganado en el último año.
Más allá de la elección de unos productos u otros, la comodidad se canaliza también a través de los formatos. El desarrollo del canal moderno y sus inversiones en mejorar los espacios de venta dedicados al producto fresco están acelerando ese proceso. Así, aunque el consumidor español es un gran experto en la compra de producto fresco, opciones como fruta cortada o carne fileteada y envasada empiezan a calar y a ganarse su confianza.
Una vez en casa, la practicidad se detecta por ejemplo en la forma de cocinar. Aunque también van muy ligados a un concepto saludable, los modos de preparación que más están creciendo son más limpios y rápidos: crudos, planchas o hervidos, en detrimento de los platos al horno o los guisados, que generalmente requieren más tiempo de cocinado y más limpieza posterior. Por no hablar de la clara tendencia a simplificar los menús, en los que estamos empezando a eliminar un plato y decantarnos por el plato único; o incluso de la recuperación del consumo fuera del hogar, que forma parte de la cultura española y que es, al mismo tiempo, la máxima expresión de la comodidad de no entrar en la cocina.
Conveniencia en la compra
Sin embargo, la búsqueda de conveniencia empieza antes de preparar o consumir el producto: a la hora de hacer la compra. Y la cosa no se limita a tiendas 24h, sino que hay dos demandas claras en este sentido: formatos de proximidad y la posibilidad de hacer toda la compra en un mismo lugar.
La proximidad del lugar de compra es el segundo motivo de elección de establecimiento. La gestión de puntos de venta por parte de la distribución ha ido muy enfocada en estos últimos años a satisfacer esa necesidad, a través de aperturas o desarrollo de nuevos formatos que les permiten situarse en los centros de las ciudades y así estar más cerca del consumidor.
Hay dos demandas claras: formatos de proximidad y la posibilidad de hacer toda la compra en un mismo lugar
En lo que refiere al acto de compra en sí mismo, la búsqueda de conveniencia se traduce en hacer menos visitas a las tiendas, con carros más llenos y variados. El acicate para ello es bien sabido ya por todos. A partir de 2009, el trasvase de compras de productos frescos hacia el canal dinámico se empezó a hacer más evidente, y en estos siete años el canal ha incrementado en 10 puntos su peso en estas compras. A fecha de hoy, más de la mitad de las cestas de Gran Consumo incluyen tanto producto fresco como envasado, ante el 45% de hace diez años.
Lógicamente no podemos hablar de conveniencia sin mencionar la compra online. Aunque todavía tiene un impacto pequeño en el mercado español, lo cierto es que las bases empiezan a estar preparadas para su despegue. Las inversiones por parte de la distribución tradicional así como de pure players están en marcha, y la predisposición del consumidor también es evidente. El 73% de los españoles ya tiene un smartphone, más del doble que hace tan sólo 5 años; y el comercio electrónico en otros sectores está ya mucho más desarrollado (por ejemplo en el sector textil ya roza el 5% de las ventas).
El consumidor no tiene tiempo o, al menos, no quiere dedicarlo a la compra ni al cuidado del hogar. Ha cambiado su actitud y ahora busca muy activamente alternativas que le faciliten la vida, y lo hace en todo el proceso. En la mayoría de casos, la conveniencia deberá ir acompañada de otros complementos como la salud o la calidad, pero lo que está claro es que el tiempo es oro, y el consumidor lo sabe.