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La Asociación de Cooperativas Hortofrutícolas de Val Venosta continúa innovando en sus campos, donde aplica técnicas de cultivo integradas (92% de su producción) con el objetivo de respetar al máximo el medio ambiente y la naturalidad de los frutos.
Pero esta filosofía también se extiende a sus infraestructuras. VI.P estrena su tercer almacén automático, situado en la cooperativa TEXEL, con una conexión automática a la sala de procesamiento. Este almacén tiene una capacidad para 16.000 bins, con una tecnología única en Europa que gestiona el paso de los bins de manera completamente automática, a partir de doce líneas de packaging. Por lo que las carretillas elevadoras, dentro de la cooperativa, sólo están presentes en el área de carga y descarga de los camiones.
TEXEL dispone de una calibradora de 10 carriles y 66 canales de salida. No obstante, está previsto renovarla durante 2017 y hasta se plantea la posibilidad de abrirla al público, visto que el emplazamiento de esta cooperativa en los Alpes Italianos tiene un atractivo turístico y recibe numerosos visitantes. El objetivo es que quien lo desee pueda ver cómo se respeta el medioambiente y se cuida la naturalidad de las Manzanas Val Venosta en todos los procesos de elaboración.
Junto con TEXEL, con capacidad de almacenamiento para 75.000 toneladas de producto al año, otras cooperativas como MIVOR -con capacidad de almacenamiento para 85.000-, o GEOS -70.000 toneladas-, se sitúan a la cabeza de las cooperativas productoras de manzana en Italia y Europa.
"La tecnología está extendida en todas nuestras cooperativas, en mayor o menor grado, con el fin de elevar la calidad y el servicio, al tiempo que se disminuye el impacto medioambiental", apunta Michael Grasser, responsable de Marketing de VI.P.
Hacia un menor impacto ambiental
La implantación de estos avances tecnológicos aumenta la flexibilidad de VI.P para acceder a los artículos disponibles en el almacén automático, ofreciendo al cliente el pedido exacto, y preparando la orden a gran velocidad.
Otras medidas son el trabajo a una temperatura constante de 2,5 grados, que alarga de manera natural la vida del producto con un bajo impacto medioambiental; y el sistema FIFO (First in, First out) que se aplica en el almacenaje, haciendo que el producto que entra primero sea también el primero en salir, garantizando así la frescura de los productos.
La tecnología también se plasma en acciones como la instalación de sistemas fotovoltaicos en las cubiertas de las cooperativas que disminuyen el consumo eléctrico. Actualmente, VI.P cuenta con 63.000 metros cuadrados con capacidad de producir anualmente 10,8 millones de kWh. Esto permite una reducción de 6.100 toneladas de CO2 y contribuye a minimizar la huella ecológica de Manzanas Val Venosta.
"Creemos que la modernización de los sistemas de cultivo y producción no pueden perder de vista la naturalidad y la alta calidad del producto. Nuestras manzanas tienen Indicación Geográfica Protegida, están ligadas a un territorio con una fuerte tradición que no podemos traicionar. Pero tenemos que trabajar para que evolucione y ser capaces de competir en el mercado actual manteniendo nuestros valores", concluye Grasser.