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Actualmente, España importa más de 200.000 toneladas de manzana anuales, procedentes de Francia, Italia, Portugal o Polonia. Para poder traerlas a nuestro país, se necesitan aproximadamente 10.000 camiones que generan unos 10 millones de kilos de CO2. Según los datos facilitados por Afrucat, la Asociación de Empresas de la Fruta de Cataluña, "la producción y consumo de manzanas nacionales emite casi la misma cifra de gases de efecto invernadero que los que captan los mismos árboles, por lo que la huella de carbono es prácticamente nula".
En este sentido, Manel Simón, director general de Afrucat, afirma que “hay por delante una oportunidad única de cambiar los hábitos y priorizar lo local. En España, disponemos de zonas geográficas con excelentes condiciones climáticas que producen las manzanas y peras más dulces del mercado, lo que permite dar respuesta a las demandas del consumidor. Actualmente, el 70% de la población se decanta por este tipo de frutas”.
Desde Afrucat se incide en que, "además de las consecuencias medioambientales que supone la importación de manzanas, comprar manzanas producidas fuera de España tiene un precio superior a consumir las nacionales". Y se pone el ejemplo de las manzanas Golden, señalando que las importadas cuestan aproximadamente 3€/kg, mientras que las españolas 1,5€/kg. En el resto de las variedades sucede lo mismo. Las Gala o las Fuji también tienen una diferencia de precio significativa, 2€/kg frente a 1,5€/kg y 2,5€/kg frente a los 2€/kg, respectivamente.
Según el Joan Serentill, presidente del Comité de Pera y Manzana de Fepex, Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas vivas: “Es posible cambiar esta situación y fomentar nuevos hábitos de consumo centrados en el producto local. Hoy en día, en España producimos 500.000 toneladas de manzana, por lo que, el consumidor tiene la posibilidad de priorizar el consumo nacional de esta fruta en lugar de la importación”.
Al mismo tiempo, Serentill añade: “En los próximos años este paradigma va a cambiar, gracias a la apuesta de los productores locales en incrementar el número de plantaciones y calidades con las variedades más nuevas del mercado. Un esfuerzo importante que, con el apoyo del consumidor y su preferencia por lo local, permitiría luchar contra la despoblación de las zonas rurales, dando oportunidades a nuestros jóvenes y asegurando el relevo en el campo”.