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La patronal de las grandes empresas de distribución, Anged, ha lanzado un nuevo Barómetro #Topcommerce, con la colaboración de siete economistas y expertos empresariales, para contribuir al debate en torno a las medidas para aliviar el fuerte impacto de la inflación sobre los costes y márgenes de las empresas.
La inflación se ha convertido en un problema de primer orden, que afecta ya de forma muy negativa a las previsiones de inversión y empleo de las empresas y, en especial, a la capacidad de compra los hogares. En un entorno muy desfavorable, la guerra en Ucrania ha añadido si cabe más tensiones a la preocupante escalada que desde hace meses se ha producido en los precios de la electricidad y los carburantes, el alza histórica de las materias primas, los problemas de oferta y los cuellos de botella de la logística internacional.
Si nos fijamos únicamente en el apartado energético, en sectores intensivos de consumo eléctrico, como la distribución comercial, el precio de la electricidad pagado por las empresas se ha multiplicado por cuatro, disparando la factura en más de un 75%.
Javier Millán-Astray: “Este esfuerzo del sector privado tendría que ir acompañado de medidas que ayuden a reducir los costes y que flexibilicen el margen de actuación, si no queremos abocar al colapso de muchas de empresas”
Gregorio Izquierdo (IEE), Juan Pablo Riesgo (EY), María Jesús Fernández (Funcas), Mario Cantalapiedra (Deusto Business School), Alicia Coronil (Singular Bank), Fernando Castelló (ESIC) y Transy Rodríguez (EY) y Javier Millán-Astray, vicepresidente ejecutivo de ANGED, desgranan medidas concretas centradas principalmente en cuatro bloques: impuestos, políticas oferta, ayudas temporales y pacto de rentas.
Javier Millán-Astray, vicepresidente ejecutivo Anged, recuerda que “la situación internacional por la guerra en Ucrania y la crisis energética obliga a redefinir de forma inmediata la estrategia de las empresas, en un escenario muy duro. Este esfuerzo del sector privado tendría que ir acompañado de medidas que ayuden a reducir los costes y que flexibilicen el margen de actuación, si no queremos abocar al colapso de muchas de empresas”.
En opinión de Millán-Astray, “mientras dure esta coyuntura se debería adoptar medidas en dos frentes. Por un lado, realizar una profunda revisión de aquellas normas vigentes o previstas que representen un incremento adicional de los costes de las empresas. Por otro lado, dotar a las empresas de un marco de flexibilidad imprescindible para cumplir los objetivos y ajustarse a las nuevas condiciones del entorno económico”.