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El comportamiento ético y sostenible de las marcas y retailers juegan un papel cada vez más relevante en el proceso de decisión de compra y las expectativas de los consumidores. Así lo enfatiza un estudio europeo realizado por Oney y OpinionWay acerca del consumo en 2020-2021, donde el 90% de los consumidores encuestados reclama un mayor compromiso de las marcas y una mayor información que les ayude a consumir mejor.
Frente a los cambios en los hábitos de consumo, las grandes empresas de distribución están adoptando nuevas soluciones que faciliten su posicionamiento como actores clave en la constitución de un futuro más sostenible. Si bien, este cambio de paradigma no sólo afecta en ofrecer productos más sostenibles bajo la premisa de cero residuos o emisiones de CO2, sino que también implica un replanteamiento de toda la cadena de valor, desde el sistema de producción hasta el método de distribución o la difusión de las ofertas y promociones con el claro objetivo de convertirse en una empresa neutra en emisiones de CO2.
En este sentido, existen diversas iniciativas para apoyar esta transformación estructural de la industria de consumo. Expertos de Tiendeo, la plataforma especializada en la digitalización de los folletos, han recopilado 3 de estas grandes tendencias ecoresponsables que tanto enseñas como marcas están impulsando.
La industria textil es seguramente una de las industrias más contaminantes. Por ello, es a menudo objeto de críticas. Según Greenpeace, se estima que cada año en España en torno a 990.000 toneladas de productos textiles acaban en los vertederos.
Para luchar contra la generación de este desperdicio, enseñas de moda como H&M han puesto en marcha una iniciativa que permite a los clientes traer sus prendas viejas para que así puedan ser recicladas.
Además, a raíz del éxito de plataformas como Vinted, cada vez más marcas y enseñas, como Kiabi, Camaïeu, o Zalando, ofrecen alquilar prendas de ropa y accesorios para así reducir su huella de carbono y fomentar el reciclaje.
Otro aspecto destacable es la apuesta de varios retailers de reducir o incluso eliminar la producción de sus catálogos en papel. Los catálogos impresos, una de las principales herramientas de las que disponen las enseñas para conectar con el consumidor, están en tela de juicio dentro de la industria de consumo después que Ikea y Argos decidieran no imprimir más catálogos tras décadas de producción, para así reducir su impacto en el medio ambiente.
Estas decisiones estratégicas están igualmente influenciadas por la reciente subida en el precio de las materias primas y en concreto en el precio del papel. Según el INE, el coste del papel ha experimentado un crecimiento del 2,5% en el último año.
"Ante esta nueva coyuntura estamos viendo como muchas marcas y retailers están cambiando la manera de difundir sus promociones hacia alternativas digitales, que ofrecen una mayor trazabilidad y menor impacto en el medio ambiente", explica Alfredo Nadal, country manager para España en Tiendeo. Un planteamiento que respalda un estudio elaborado por NielsenIQ y ShopFully. Para un mismo nivel de inversión, la eficacia del catálogo digital es cuatro veces superior a la del papel.
Nuevas maneras de consumo acompañan esta tendencia ecoresponsable: comprar productos a granel o con tu propio envase son sólo algunas de ellas. Los supermercados Aldi, uno de los más sostenibles, cuenta entre sus compromisos de sostenibilidad hacer que todos los envases de sus productos sean "reutilizables, reciclables o compostables" para 2025, y reducir el material de envasado en toda la gama al menos un 15%. Además, Aldi espera reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 26% para 2025 gracias a sus centros de distribución equipados con paneles solares.
En la misma línea, Carrefour espera tener 500 tiendas que ofrezcan 1.000 productos con envases reutilizables para finales de 2025 con el objetivo de ofrecer una experiencia mejorada de "cero residuos".
La tendencia del cero residuos está calando poco a poco, tanto en el sector minorista como en la propia sociedad. Las empresas que se adapten a esta nueva coyuntura contarán con una ventaja competitiva que aplicará tanto a la mente como al corazón de los consumidores.