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Los resultados del último estudio Consumer Pulse, llevado a cabo por Dunnhumby a finales de 2022, revelan que el 80% de los españoles siente que la economía es débil (frente al 77% en 2021), y el 59% dice lo mismo sobre sus finanzas personales (frente al 51%).
Por su parte, el 92% de los consumidores españoles cree que los alimentos ahora cuestan más que hace un año, y solo el 5% dice que los precios se han mantenido estables. Entre febrero y septiembre de 2022, por ejemplo, la tasa de inflación de los alimentos en España pasó del 5,0% al 13,8%, un nada desdeñable repunte del 176%. En respuesta a la pregunta de cuál creían que era la tasa de inflación de los alimentos, los encuestados estimaron un promedio de 14,3% en febrero y 24,4% en septiembre. Incluso teniendo en cuenta el fuerte aumento de los costes reales, muchos clientes siguen creyendo que los alimentos cuestan más de lo que realmente lo hacen.
Si bien la percepción de los españoles sobre el aumento del coste de los alimentos se queda muy lejos de la de otros países (los clientes en Hungría y Chile sugieren aumentos de alrededor del 48% y 44% respectivamente), eso no altera el hecho de que la mayoría de la gente tiende a tratar la percepción como una realidad. Como resultado, los retailers se enfrentan a la difícil cuestión de cómo gestionar las expectativas de precios cuando la perspectiva del consumidor ya está sesgada.