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Aunque España cuenta con casi ocho mil kilómetros de costa y el 94% de los españoles afirma que le gusta el pescado, lo cierto es que apenas un 23% incluye este alimento habitualmente en su dieta. Uno de los motivos es la preocupación por el anisakis, un parásito que, por lo general, se aloja en las vísceras del pescado y que provoca afecciones gastrointestinales.
Existen dos maneras de acabar con este parásito, presente en el 36% de los pescados que consumimos en España: congelarlo a -18º o asegurarse de que está cocinado de manera adecuada, a más de 60º y sin que ninguna de las partes quede cruda.
Para poder disfrutar de este alimento, muchos consumidores optan por el pescado y marisco congelado, cuyo consumo en el hogar alcanzó en 2022 los casi 20 millones de kilos, según datos de la Asociación Española de Fabricantes de Platos Preparados (Asefapre), ya que su proceso de ultracongelación acaba de manera definitiva con este parásito.
Esta técnica se basa en congelar el alimento a temperaturas muy bajas en el propio barco en el menor tiempo posible, unos minutos después de haberse pescado, para pasar rápidamente la temperatura de cristalización del agua hasta llegar a temperaturas inferiores a -18º. De este modo, los diminutos cristales que se forman al congelarse el agua no alteran ni la estructura del producto, ni sus propiedades organolépticas. Además, aumenta el tiempo de conservación al tiempo que mantiene intactas todas las propiedades y beneficios nutricionales que nos ofrece el pescado.