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El desafío de alimentar a 10.000 millones de personas para 2050 necesita que se produzca una transformación de nuestro sistema alimentario de manera urgente. Indiscutiblemente, esta evolución implica una transición proteica, que priorice la proteína vegetal frente a la animal.
Por este motivo, y también gracias a que la pandemia ha puesto en evidencia la insostenibilidad del sector cárnico actual, el mercado de las alternativas vegetales está experimentando un crecimiento sin precedentes. Mientras que durante todo el 2019 se invirtieron 824 millones de dólares en empresas de proteína alternativa, en tan solo el primer trimestre de 2020 la inversión en proteínas vegetales y cultivadas fue de 930 millones de dólares. Las previsiones del mercado de la carne vegetal auguran cifras aún más optimistas, pues pronostican un crecimiento anual de un 15 % hasta lograr los 28.000 millones de dólares en 2025.
“Hasta la fecha, los productos novedosos de mayor éxito comercial son los basados en la micoproteína”
Si bien las materias primas más utilizadas para la creación de estos productos son la soja y la proteína de guisante, cada vez existe más variedad. La mayor oferta de artículos y unos consumidores más informados, que buscan productos clean label o libres de ciertos alérgenos, están llevando al mercado plantbased a buscar otros ingredientes. Esto puede ser una buena noticia para el sector hortofrutícola español. Nuestra posición como los primeros productores de frutas y verduras de la Unión Europea, con el 25% de la producción, y como los sextos a nivel mundial, nos otorga una categoría privilegiada como potenciales productores de algunos de los ingredientes principales de ciertas alternativas a la carne animal.
Hasta la fecha, los productos novedosos de mayor éxito comercial son los basados en la micoproteína. La micoproteína es una proteína unicelular elaborada a partir de diferentes especies de hongos, especialmente producida para el consumo humano. Tiene un alto contenido de fibra y bajo contenido de grasa saturada. Además, utiliza un 90% menos de tierra y agua que la producción de otras fuentes de proteína animal. Para cultivar microproteínas se utiliza un proceso de fermentación similar al usado para crear cerveza o pan.
Por el momento, la única marca que ya comercializa productos con microproteína en Europa es la británica Quorn, aunque le está saliendo competencia. La startup sueca Mycorena ha llamado a su microproteína promyc y con ella fabrica unas albóndigas que ya comercializa en algunas tiendas de Suecia.
Los hongos son también el ingrediente principal en los productos de Gro-Together, una startup holandesa. En concreto, la gírgola o seta ostra. En su oferta cuentan con albóndigas, hamburguesas y croquetas, además de snacks. El punto fuerte de esta empresa es su cadena de producción circular, pues recolectan posos de café para utilizarlos como base del cultivo de las setas.
“Se prevé que para finales de este año el mercado mundial de los quesos vegetales alcance los 2.500 millones de euros”
Dentro de la revolución de las alternativas basadas en hongos cabe destacar las que usan el micelio, el aparato vegetativo de los hongos formado por la red de filamentos llamados hifas. Mushlabs es una de las empresas de biotecnología que utiliza la fermentación para crear alimentos a partir de estas hifas. Esta startup alemana acaba de recibir un fondo de 10 millones de euros. En EE. UU., la compañía MycoTechnology, que también apuesta por usar el micelio, ha recaudado recientemente 39 millones de dólares y la compañía Meati Foods ya ofrece filetes fabricados a partir del micelio que emulan a los de ternera y pollo.
Otro producto que cada vez está ganando más popularidad es el jackfruit, también conocido como la yaca o fruta del jack. La yaca, apodada como “la carne del futuro”, es la fruta más grande del mundo. Su sabor, una vez cocinada, es parecido a la carne de cerdo. Esta fruta, popular en el Sudeste asiático, se cultiva también en España, concretamente en Málaga. Una de las marcas más conocidas que usa jackfruit como materia prima es Upton’s Natural. Esta marca también utiliza la flor de otra fruta para fabricar uno de sus productos, en concreto la flor del plátano.
“El sector plantbased tiene una gran oportunidad de futuro: reinventar la forma en la que utilizamos frutas, verduras, hongos y frutos secos para convertirlas en alimentos que emulen a productos animales”
Las alternativas a la carne no son el único sector de alternativas vegetales a productos animales que está en auge. Se prevé que para finales de este año el mercado mundial de los quesos vegetales alcance los 2.500 millones de euros. Si bien las alternativas más asequibles suelen fabricarse principalmente con aceite de coco y almidones, cada vez está más extendido el uso de frutos secos. La conocida marca estadounidense Miyoko’s Creamery revolucionó el mercado de los quesos vegetales utilizando los anacardos como ingrediente clave. En España, durante el último par de años, ha habido un crecimiento exponencial de marcas artesanales de quesos a base de anacardos o almendras. Algunas de estas marcas son Mommus, Veggiekarma, Vegan fromagerie, Vacka, Serra Vegana, The Living Food y Carleta Natural. Su oferta incluye alternativas vegetales a quesos curados, semicurados, brie, de untar, en aceite de oliva...
Satisfacer las necesidades alimentarias de una población creciente en un mundo amenazado por la crisis climática no será tarea fácil. Por eso, el sector plantbased tiene una gran oportunidad de futuro: reinventar la forma en la que utilizamos frutas, verduras, hongos y frutos secos para convertirlas en alimentos que emulen a productos animales. La proteína animal debe ocupar un plano anecdótico en nuestro sistema alimentario, dejando paso a la proteína alternativa, más saludable y sostenible.