Revista
En el mundo, cada año acaban en los cubos de basura de los hogares, los comercios minoristas y el resto de la industria de servicios alimentarios más de 900 millones de toneladas de alimentos, mientras, más de 800 millones de personas pasan hambre. Si ya por sí solas ambas cifras enfrentadas resultan escandalosas, sumemos una tercera: se calcula que entre el 8% y el 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero están asociadas con alimentos que no se consumen.
Ya nadie duda de que nuestro sistema alimentario no es sostenible. Impacta en la biodiversidad, el clima, el consumo exacerbado de energía y agua, la generación de residuos… Aun así, el 17% del total de la producción de alimentos se desperdicia, según un informe de la ONU, en esta proporción: 11% en los hogares, 5% en las empresas de servicios alimentarios y 2% en retail.
“Entre el 8% y el 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero están asociadas con alimentos que no se consumen”
Es necesario replantearse todo el proceso de una forma holística y global, desde la fase de producción hasta los hábitos alimenticios de cada individuo, para avanzar en una estrategia más saludable y respetuosa con el medioambiente. Y eso solo se puede conseguir apoyándonos en datos fiables y objetivos. En este sentido, la innovación tecnológica nos permite analizar los datos de las cadenas de producción y suministro, detectar dónde se produce la desconexión entre lo que se produce y se consume, identificar fallos, optimizar su gestión y buscar una rentabilidad sostenible. Pero también es preciso concienciar a la población.
Es verdad que estamos empezando a dar pasos serios en este cambio de modelo. Desde luego, es una nueva disrupción, un nuevo reto que se nos presenta a corto-medio plazo y en el que cada uno hemos de asumir nuestra parte de responsabilidad y cooperar en la consecución de la Agenda 2030 y el ODS 12, concretamente, en el punto 3, que pone la fecha límite de 2030 para reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita en retail y consumo a escala mundial.
El Parlamento Europeo aprobó el Pacto Verde hace dos años y, desde entonces, ha ido dotándolo cada vez de más contenido. La última propuesta en el terreno que nos concierne es la estrategia ‘De la Granja a la Mesa’, cuya finalidad es que la cadena alimentaria europea sea más ecológica y sostenible.
En España, tras el último ‘Informe Anual sobre Desperdicio Alimentario’ publicado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en el que se recogía que los hogares españoles desaprovecharon más de 1.300 millones de kilogramos de alimentos y bebidas en 2020, casi 31 kilos por persona, el Consejo de Ministros aprobaba el proyecto de Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario.
“La innovación de la mano de la tecnología logra conectar a todas las partes implicadas –producción, distribución, venta, consumo– y dar una respuesta inteligente a las necesidades reales”
Esto, unido a iniciativas de concienciación como el Día Mundial de la Alimentación o los debates de la reciente COP26, en los que se establecía un nexo claro entre el desperdicio y el cambio climático, estimula la acción.
En Microsoft, estamos convencidos de que las tecnologías cloud más innovadoras y apoyadas en Inteligencia Artificial, Machine Learning, Big Data e IoT son esenciales para transformar el sector. Por ejemplo, Danone está impulsando la agricultura regenerativa a través de un abastecimiento responsable que se basa en la plataforma de nuestro partner Transparency-One para el mapeo en cascada de la cadena de suministro. Es decir, se vinculan los datos de todos los proveedores a través de todos los niveles de la cadena para ganar transparencia y hallar nuevas oportunidades para implantar prácticas en las granjas asociadas de Danone que favorezcan la conservación y rehabilitación de los sistemas.
Asimismo, la anticipación sustentada en modelos predictivos incrementa la eficiencia y rentabilidad de productores y empresas de comercio minorista, al tiempo que minimiza el desaprovechamiento. Es algo que tiene claro la empresa LMK, que apuesta por la agricultura local y ha logrado reducir el desperdicio en retail a menos del 1% gracias a una solución de Machine Learning construida sobre Azure capaz de predecir la demanda de sus clientes y comunicárselo a sus proveedores con hasta 10 semanas de antelación para que puedan ajustar la producción.
De la misma manera, la Inteligencia Artificial combinada con el Internet de las Cosas está poniendo coto a las inasumibles cifras de desperdicio que mencionaba al principio. La utilización de sensores en los aparatos de refrigeración y conservación de alimentos, en los espacios de almacenamiento o en las propias estanterías evita que estos se estropeen facilitando información a los responsables de las tiendas de alimentación para adoptar medidas como ajustar temperaturas o priorizar la venta de determinados productos.
La adopción de soluciones de software como servicio (SaaS) en el ámbito retail, en este caso sobre la plataforma Azure, posibilita dar respuestas más rápidas a los datos y brinda una mejor escalabilidad. Además, el desarrollo del IoT habilita la automatización de los procesos, así como un enfoque predictivo para el inventario y la producción, reduciendo tanto costes como residuos alimentarios y aumentando el rendimiento del negocio.
La innovación de la mano de la tecnología logra conectar a todas las partes implicadas –producción, distribución, venta, consumo– y dar una respuesta inteligente a las necesidades reales. Es necesario insistir en que el compromiso y la colaboración debe ser global. Por nuestra parte, seguimos investigando y desarrollando soluciones y servicios específicos para la industria. En este sentido, nuestra nube especializada Microsoft Cloud for Retail contribuye a que nuestros clientes puedan construir una cadena de suministro sólida y sostenible mediante un sistema centralizado e inteligente que brinda datos de inventario omnicanal en tiempo real.
Junto a nuestros partners, nuestro objetivo es ayudar a retailers y marcas a innovar, abrirse a nuevas oportunidades de negocio y reducir el impacto medioambiental del sector de la alimentación, orquestando un cambio eficaz, escalable y sostenible de todo el ecosistema.