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Según la encuesta de la Mesa de Participación Asociaciones de Consumidores (MPAC), que analiza desde hace 10 años el comportamiento del consumidor medio en España, en 2024 el 81% de los consumidores ha modificado de algún modo sus hábitos de compra y consumo.
Aunque la cercanía se mantiene como el factor más relevante a la hora de elegir un establecimiento, un elevado porcentaje de los encuestados ha adoptado medidas para gestionar su gasto en alimentación, tales como la búsqueda de precios más competitivos y un mejor aprovechamiento de los alimentos. Asimismo, un número nada desdeñable ha reducido su gasto en alimentación (12%) y ha diversificado sus compras en varios establecimientos (8%), lo que muestra una clara tendencia hacia la optimización del gasto y la eficiencia en el consumo alimentario.
Además, de acuerdo con los resultados obtenidos a través del estudio realizado en el primer semestre de 2024, en el que han participado 3.600 familias de las 17 comunidades autónomas y de las 2 ciudades autónomas, el 32% de los encuestados percibe que su dieta se ha visto afectada debido al entorno socioeconómico.
Sin embargo, tras una década de estudios, la MPAC ha observado que el consumidor medio español se ha ido adaptando a los cambios sociales y ha asimilado hábitos cada vez más saludables; es más consciente del binomio alimentación-salud y de la importancia de las alergias e intolerancias; está seriamente comprometido con evitar el desperdicio alimentario y utiliza de manera práctica las nuevas tecnologías en sus actos de compra alimentaria.
De nuevo, la conveniencia y el ahorro marcan las decisiones de compra de los españoles. La cercanía, el precio, las ofertas o promociones y la calidad son los factores más valorados a la hora de elegir un establecimiento. Para el 54% de los consumidores, la facilidad de acceso y el beneficio económico inmediato son más importantes que otros aspectos como la variedad de productos o la experiencia de compra en sí misma. La diferencia más destacada la encontramos en las ‘ofertas/promociones’, que pasan de un 18% en 2023 a un 35% este año. Además, se mantiene la preferencia por la compra presencial y han perdido peso la compra por Internet en la valoración de los consumidores. El consumidor medio confía más en sus propias percepciones que en las opiniones ajenas.
El supermercado se consolida como lugar preferido para realizar las compras de alimentación y gran consumo. El 73% de los encuestados los elige, lo que supone 11 puntos más que en 2023 y mantiene este formato a buena distancia de los hipermercados, el pequeño comercio y los mercados municipales, que también son valorados
El supermercado se consolida como lugar preferido para realizar las compras de alimentación y gran consumo. El 73% de los encuestados los elige, lo que supone 11 puntos más que en 2023 y mantiene este formato a buena distancia de los hipermercados, el pequeño comercio y los mercados municipales, que también son valorados.
De acuerdo con dicho estudio, el 39% de los encuestados afirma sentirse vulnerable y, de ellos, el 23% lo hace porque su nivel de renta es bajo. Otros factores, como el impacto de alguna variable psicosocial, el desconocimiento de las nuevas tecnologías o el nivel de formación, no han sufrido variaciones reseñables y se mantienen en porcentajes inferiores o iguales al 6%. También este año la vulnerabilidad por renta afecta en mayor medida a las franjas de entre los 51 y 65 años y a los de más de 65. El problema también es más palpable entre las mujeres y en el entorno rural.
En 2024, el 58% de los encuestados asegura acudir andando a los establecimientos de alimentación y gran consumo. Posiblemente este sea uno de los datos más positivos de este estudio, ya que se reduce en casi 3 puntos el uso del vehículo particular y se incrementa en algo más de 5 puntos el tanto por ciento de personas que acude andando a la compra.
Según los datos recabados, el número de personas que están sustituyendo el consumo de alimentos de origen animal por otros de origen vegetal es menor, pasando del casi 30% de 2023 a un 13% en 2024. De la misma manera, ha crecido ostensiblemente el porcentaje de los que muestran su negativa a dicho cambio (del 49% al 66%).
Como en otros muchos ámbitos, el consumidor de 2024 apuesta por lo que le haga la vida más fácil y económica, pero también está abierto a probar productos saludables e innovadores. La tendencia por tanto sigue como el año pasado y la innovación debería ir hacia: productos más saludables (27%), más económicos (20%) y de calidad top (16%), mientras que el interés por la sostenibilidad ha bajado del 16% al 8% en 3 años.
Este año la encuesta de la MPAC ha detectado una disminución en la influencia directa de la información en redes sociales sobre las decisiones de compra. Ya sea para adquirir un producto o para dejar de hacerlo, los consumidores parecen estar desarrollando un mayor espíritu crítico ante la información que les llega por estas vías. Por otro lado, las personas que no saben si están siendo influenciadas o no, son ya casi un cuarto de las encuestadas.
La relevancia de la etiqueta como principal fuente de información para el consumidor disminuye año tras año, al igual que la confianza obtenida a través de Internet y redes sociales. Asimismo, aunque disminuye la importancia que se le da a las etiquetas, se sigue considerando útil la información que recogen. En este sentido, los consumidores priorizan la fecha de caducidad, la composición y la cantidad.
Este año la encuesta de la MPAC ha detectado mayor interés por recibir información más detallada sobre los aspectos nutricionales y de producción de los alimentos a través del etiquetado digital basado en los códigos QR. El consumidor también valora la transparencia sobre el origen y la sostenibilidad del producto.
De acuerdo con este estudio, el 64% de personas encuestadas considera que sus hábitos alimenticios son saludables, es decir, este apartado experimenta una disminución de 5 puntos con respecto al año anterior. Asimismo, aumenta el número de consumidores que no saben si sus hábitos son saludables o no (del 24% en 2023 al 30% en 2024).
Según los datos recabados, planificar mejor las compras (34%) y aprovechar mejor los alimentos (32%) son las dos estrategias preferidas por los consumidores para luchar contra el desperdicio alimentario. Aun así, un dato alarmante es que un 15% de la población encuestada confiese abiertamente no hacer nada para evitar este grave fenómeno.
En este apartado también nos encontramos datos positivos como que la mayoría está comprometida con la separación de residuos (50%) y la reutilización de bolsas de plástico (21%); siete de cada diez consumidores conoce el correcto uso del contenedor marrón para el depósito de residuos de carácter orgánico y un 65% de la población encuestada se muestra dispuesta a pagar más por los productos sostenibles.