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De acuerdo con el último Barómetro de Prácticas de Pago difundido por Crédito y Caución, el 46% de las facturas B2B del sector agroalimentario se ven afectadas por la morosidad y un 8% adicional resultan impagadas. El sector agroalimentario se ha visto gravemente afectado por la crisis energética mundial, las interrupciones de la cadena de suministro y las tensiones geopolíticas. El barómetro muestra que los plazos de pago pactados por la industria agroalimentaria se sitúan en una media de 45 días. Las empresas están concediendo plazos más cortos para proteger la rentabilidad del negocio ante la percepción de un mayor riesgo de impago.
A pesar de los grandes esfuerzos por contener la exposición al riesgo de crédito de los clientes, se produjo un deterioro del periodo medio de cobro, que se sitúa en los 87 días. “Esto indica un importante problema de morosidad por parte de los clientes B2B. El 51% de las empresas encuestadas del sector afirmaron que estos retrasos en los pagos se debían principalmente a la falta de liquidez de los clientes”, explican desde el barómetro. De cara a 2023, el 42% de las empresas agroalimentarias no prevé cambios importantes en el periodo medio de cobro, pero un porcentaje similar espera un deterioro significativo. Este último dato refleja el creciente interés por la gestión estratégica del crédito.
El sector agroalimentario está dedicando más tiempo y recursos a la persecución de deudas impagadas y ofreciendo descuentos por pago anticipado. De acuerdo con el barómetro, las empresas del sector muestran una preocupación especial ante la posibilidad de que aumenten las insolvencias impulsadas por la crisis energética y las interrupciones de la cadena de suministro.