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El informe ‘Sociedad y decisión alimentaria en España’, presentado hoy por el Instituto Universitario CEU Alimentación y Sociedad y Fundación Mapfre señala que la pandemia, el teletrabajo y la crisis económica han influido en los hábitos alimentarios de las familias.
El estudio, resultado de una encuesta representativa realizada a cerca de 2.000 personas mayores de edad tiene como objetivo dar a conocer los factores que más impactan en los hábitos de compra y consumo de alimentos y bebidas, así como analizar el conocimiento y la percepción en sostenibilidad alimentaria. En el encuentro han participado Antonio Guzmán, director de Promoción de la Salud de Fundación Mapfre, y Gregorio Varela Moreiras, catedrático de Nutrición y Bromatología, director del Instituto Universitario CEU ‘Alimentación y Sociedad’ de la Universidad CEU San Pablo (Madrid).
La pandemia no ha afectado económicamente de la misma forma a los españoles. Según la encuesta, la mitad (51,7%) reconoce que “no ha variado” su situación económica tras la pandemia, un dato que contrasta con el 35,5%, que asegura que “sí ha empeorado”, y con el 12,9% que afirma que “ha mejorado”. La investigación destaca, además, que cuanto menor es el nivel de ingresos, la dieta es de peor calidad, la frecuencia con la que se adquieren productos de menor precio es mayor y disminuye el consumo de alimentos frescos (frutas, verduras y hortalizas), así como carne y pescado. También llama la atención el hecho de que el porcentaje de personas que han disminuido el consumo de alimentos frescos (53.9%) es notablemente mayor en los hogares con mayor número de miembros, que son en los que por lo general conviven menores y ancianos, los grupos más vulnerables desde el punto de vista nutricional.
En el momento de hacer la compra, la mayoría de los encuestados se fija principalmente en la fecha de caducidad del producto, seguido del precio y de si es saludable, es decir, sin elevado contenido en azúcares, grasas saturadas y ultraprocesados, entre otros factores. También llama la atención determinados factores que, aun sin ser los prioritarios, sí se tienen en cuenta cada vez más por parte de los consumidores: marca comercial, que el producto tenga “valor añadido”, es decir, con vitaminas y calcio, entre otros, y que no tenga alérgenos. El informe destaca que ha disminuido la compra en el mercado tradicional y las tiendas de barrio y que se ha incrementado en los hipermercados (para productos no perecederos) y supermercados (para productos frescos). En comparación con años anteriores, han aumentado de forma significativa las personas que compran distintos alimentos (13% en 2015 y 28,4% en 2022) y en distintos lugares (15,4% en 2015 y 26,2% en 2022) en función de si es a principio o final del mes.
La sostenibilidad vinculada a la alimentación tiene una importancia media entre los españoles (6,2 sobre 10). Solo cuatro de cada 10 encuestados (44,7%) considera que su dieta es sostenible y su disposición a pagar más por alimentos de este tipo es baja (4,7 sobre 10). Para la mayoría, este concepto se asocia con respeto a la biodiversidad y a los ecosistemas, generación de pocos residuos y alimentos ecológicos, poco procesados y de origen local. Los alimentos que más se vinculan con una dieta sostenible son las frutas, verduras y frutos secos. Para que la dieta sea más sostenible, los españoles optan por reciclar envases y evitar el desperdicio alimentario (3 de cada diez afirma que nunca tira alimentos a la basura), para lo cual reaprovechan las sobras (refrigerar y/o congelar para más tarde), preparan recetas con los restos y planifican la compra y las comidas.