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El consejero de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio de la Junta de Castilla y León, Juan Carlos Suárez-Quiñones, visitó ayer la fábrica que Azucarera tiene en La Bañeza (León), y que se encuentra en plena campaña de molturación de remolacha, para conocer las prácticas medioambientales y de sostenibilidad que desarrolla Azucarera y con las que ha conseguido reducir, en los últimos cinco años, un 25% las emisiones realizadas con la actividad de sus fábricas.
La compañía tiene el objetivo de reducir el uso de los recursos (energía y agua) en un 30% considerando como año base 2018. Además, en 2022 anunció su adhesión a la iniciativa de objetivos basados en ciencia también conocida como SBTI. En cuanto al plástico, el objetivo es que todo el plástico sea reutilizable, reciclable o compostable, habiendo alcanzado a día de hoy ya dicho objetivo.
Suárez-Quiñones conoció las diversas actuaciones que, en materia de sostenibilidad, está llevando a cabo Azucarera, como la reducción del consumo energético, a través del secado solar de la pulpa. La compañía puso en marcha esta medida en 2014, siendo pionera en la Unión Europea en introducir esta práctica que, a día de hoy, está reconocida como “mejor práctica” en la industria azucarera europea.
En Azucarera, la gestión del uso del agua se aborda “como un todo”. Así, en la fábrica se reaprovecha el agua que aporta la propia remolacha para su uso en el lavado de otras raíces y es devuelta, purificada, al caudal, dando como resultado una captación mínima de la red.
Mientras que en el campo, de la mano de Aimcra (Asociación para la Investigación y Mejora del Cultivo de la Remolacha Azucarera) y sus remolacheros, es pionera en el fomento y puesta en marcha de la práctica conocida como “riego solar”, que además de conseguir ahorros en el volumen de agua permite la reducción del uso de combustible y con ello de las emisiones respecto al bombeo mediante riego tradicional. En 2021, 800 agricultores asistieron a los seminarios impartidos y en esa fecha ya habían entrado en marcha 80 instalaciones.
A estas actuaciones, hay que sumar el uso, también pionero, de técnicas de agricultura de precisión que cada año cuentan con más nivel de sofisticación. Estas técnicas permiten al agricultor minimizar el uso de nitrógeno y agua así como sembrar y fertilizar de manera variable para hacerlo solo y exclusivamente en la cantidad necesaria. Esto, además de ser medioambientalmente mejor que la agricultura tradicional, permite ahorros al agricultor.