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Con la tendencia al alza de los precios de las materias primas, la energía y el transporte, las empresas industriales enfrentan una fuerte presión financiera que no siempre puede ser trasladada al consumidor final. En este contexto, la “no calidad” se está convirtiendo en un costoso fantasma que engorda los gastos, poniendo en peligro no sólo la rentabilidad de bienes concretos, sino la competitividad global de las organizaciones y la percepción que tiene de ellas sus clientes.
La adecuada gestión de la calidad impacta de manera directa en los costes industriales y su importancia crece en un entorno como el actual. Pero para transformarla de un “mal menor” en un catalizador de la rentabilidad, las organizaciones del sector necesitan abordarla con un enfoque holístico de 360º y apostar por la innovación tecnológica.
Tradicionalmente, la gestión de calidad industrial solía centrarse -principalmente- en las características finales del producto, lo que ha ocasionado que el peso de otros factores haya crecido en el cómputo total de la “no calidad”. Sin embargo, con los nuevos estándares que se han implantado en la era digital, el mercado exige que la calidad se aborde de manera integral para poder cumplir con las crecientes demandas de los consumidores, abarcando desde la adquisición de materias primas hasta la entrega del producto final y, por supuesto, sin olvidar la interacción con los clientes y la gestión de los proveedores.
“La evaluación y homologación de los proveedores, junto con la gestión documental asociada, son componentes esenciales para garantizar la calidad en todos los aspectos del proceso”
Extender la gestión de calidad a los proveedores es un paso fundamental. La evaluación y homologación de los proveedores, junto con la gestión documental asociada, son componentes esenciales para garantizar la calidad en todos los aspectos del proceso.
De la misma forma, como tercer pilar fundamental para completar los 360º del proceso, el último paso debe ser la interacción con los clientes. El objetivo final de cualquier empresa siempre va a ser intentar conseguir el mayor nivel de satisfacción de sus clientes, por lo que es muy importante realizar periódicamente encuestas con las que obtener una valoración fundamentada.
A veces estos procesos para la gestión de la calidad integral pueden resultar muy desafiantes, no solo en el caso de los clientes, sino en todo el recorrido que se debe seguir hasta la entrega del producto final. No obstante, hoy la innovación TI surte de herramientas que han venido a facilitar y optimizar la gestión de la calidad.
Muchas empresas industriales todavía se aferran a métodos engorrosos y poco eficientes para la gestión de la calidad, como hojas de cálculo y herramientas aisladas. Sin embargo, para una gestión eficaz y rentable, es necesario unificar todos los procesos y datos relacionados con la calidad en una única aplicación avanzada y conectada al sistema de gestión central de la organización. De esta forma se consigue garantizar la automatización de procesos, eliminar errores y facilitar el intercambio de datos y su análisis para tomar decisiones correctivas.
En este sentido, la medición es esencial para poder mejorar cualquiera de los procesos a través de datos precisos y comparables. No se puede controlar lo que no se puede medir, y los KPIs de calidad de producto permiten estandarizar criterios y garantizar la observabilidad, de modo que se pueda identificar y resolver los problemas de forma más rápida y automatizada. Además, también se pueden establecer KPIs específicos para medir variables como el grado de satisfacción de los clientes, etc.
“La tecnología está disponible para mejorar, agilizar y automatizar todos los procesos, solamente hace falta que las empresas den un paso más hacia la transformación digital”
El último factor importante que se debe tener en cuenta es la movilidad. Para que los responsables de la calidad en las empresas industriales puedan aprovechar al máximo las capacidades tecnológicas disponibles, es esencial que todas las herramientas de gestión de calidad sean tan móviles y flexibles como el resto de su entorno, es decir, que se pueda acceder a ellas en cualquier momento y desde cualquier lugar.
Este ha sido uno de los retos que desde el sector tecnológico se ha conseguido superar en los últimos años y, hoy, las empresas industriales tienen a su disposición aplicaciones que permiten la gestión de la calidad desde la palma de la mano, en los propios dispositivos móviles. Y es que la tecnología está disponible para mejorar, agilizar y automatizar todos los procesos, solamente hace falta que las empresas den un paso más hacia la transformación digital.