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Un nuevo informe del Instituto de Investigación de Capgemini ha puesto de relieve que la sostenibilidad tiene ahora un mayor peso en la agenda de los clientes. De hecho, el 79% de los consumidores está cambiando sus preferencias de compra basándose en criterios de responsabilidad social, inclusividad o impacto medioambiental.
Asimismo, la Covid-19 ha incrementado el nivel de concienciación y compromiso de los consumidores con respecto a la sostenibilidad en sus compras. Por ello, el 67% de los consumidores afirmó que será más consciente de la escasez de recursos naturales debido a la crisis del Covid-19, y el 65% comentó que aumentará su concienciación sobre las repercusiones de su consumo general en la “nueva normalidad”.
Además, el interés por la sostenibilidad influye actualmente en el comportamiento del consumidor en más de la mitad de la población, concretamente el 53% de los consumidores del conjunto general de la población y el 57% del grupo de edad entre 18 y 24 años se han pasado a marcas menos conocidas pero que son sostenibles.
Asimismo, más de la mitad de los consumidores, el 52%, afirma que tienen una conexión emocional con productos o empresas que perciben como sostenibles. Mientras tanto, el 64% asegura que comprar productos sostenibles les hace sentirse contentos con sus compras, cifra que llega hasta el 72% en el grupo de edad de 25-35 años.
El 64% asegura que comprar productos sostenibles les hace sentirse contentos con sus compras, cifra que llega hasta el 72% en el grupo de edad de 25-35 años
Las organizaciones del sector minorista y de bienes de consumo conocen también los beneficios que la sostenibilidad proporciona en sus relaciones con los clientes. Así, el 77% indica que la sostenibilidad aumenta la fidelidad del cliente, y el 63% que incrementa los beneficios generados por la marca.
Sin embargo, el estudio pone también de manifiesto la necesidad de una mayor difusión a los consumidores de información relacionada con la protección del medio ambiente. De hecho, 65% de los directivos encuestados respondió que sus consumidores conocen muy bien sus iniciativas en materia de sostenibilidad, pero el 49% de los consumidores afirma que no disponen de ninguna información que les permita comprobar la exactitud de las afirmaciones de sostenibilidad de los productos y el 44% asegura que no confían en que sean verdaderamente sostenibles.
Por otro lado, el informe revela que el 80% de las empresas considera que el impacto que produce en márgenes o sobrecostes es un problema a la hora de implantar iniciativas de sostenibilidad, y para casi tres de cada cuatro organizaciones, otras cuestiones son más relevantes.
También tres de cada cuatro, concretamente el 75% de las empresas del sector afirman que tienen una estrategia, infraestructura y recursos para la promoción de la sostenibilidad y de los esfuerzos en el ámbito de la economía circular. Sin embargo, cuando se trata de implantar iniciativas de forma generalizada en todos los niveles de la organización que tengan un verdadero impacto, menos de una cuarta parte de las organizaciones lo ha llevado a cabo.
“Creo que un reto al que se enfrentan muchas organizaciones es el de la gestión del cambio. Un gran número de empresas tiene la percepción de que la sostenibilidad es más cara, pero no se dan cuenta de que iniciativas somo la reducción de residuos o la eficiencia energética acaban por reducir los costes operativos. Por ello, considero que el obstáculo principal para el avance de la sostenibilidad es el de la gestión del cambio, es decir, contar con argumentos sólidos que la justifiquen, que expliquen por qué es lo más razonable y que influyan y ayuden a las personas a comprender por qué es algo importante”, según explica Pia Heidenmark Cook, directora de Sostenibilidad del Grupo Ingka.
Por último, el informe de Capgemini identifica cuatro mejores prácticas para la promoción de la sostenibilidad. En primer lugar, promover entre consumidores y empleados la adopción de prácticas sostenibles; en segundo lugar, situar la tecnología en el centro de las iniciativas de sostenibilidad; por otro lado, implantar una estructura organizativa sólida para la promoción de la sostenibilidad y, por último, colaborar con el ecosistema general para lograr un mayor impacto.