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Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), aproximadamente un 30% de los alimentos producidos para el consumo humano en todo el mundo se pierde o desperdicia cada año, lo que equivale a 1.300 millones de toneladas de comida. Makro ha puesto en marcha la acción “Frutas y verduras perfectamente imperfectas” con el objetivo de reducir el desperdicio de alimentos.
El proyecto se desarrolla en doce centros y ha obtenido grandes resultados, con cerca de 30.000 Kg de alimentos vendidos
La iniciativa apuesta por fomentar el consumo de frutas y verduras con una morfología distinta, pero que mantienen todas sus propiedades, sabor y calidad. En este sentido, la compañía ofrece a los hosteleros un surtido compuesto por naranjas, limones, aguacates, berenjenas, calabacines y pimientos con una reducción en el precio de hasta el 50%. En la actualidad, el proyecto se desarrolla en 12 centros Makro (Barajas, Barcelona, Leganés, Oviedo, Málaga, Sevilla, Puerto, Coruña, Finestrat, Alcorcón, Paseo Imperial y La Laguna) y ha obtenido una gran acogida con cerca de 30.000 kg de alimentos vendidos. Fruto de estos buenos resultados, “Frutas y verduras perfectamente imperfectas” se implantará progresivamente en los próximos meses en los 25 puntos de venta restantes que la compañía tiene en España.
Beatriz Domínguez, compradora de Frutas & Verduras de Makro España, ha destacado que “a través de la puesta en marcha de “Frutas y verduras perfectamente imperfectas” queremos contribuir de la mano de los hosteleros a reducir el desperdicio alimentario. En Makro consideramos que promover este tipo de acciones es fundamental para garantizar una gastronomía 100% sostenible”.
Esta acción se enmarca dentro de la estrategia de Responsabilidad Social Corporativa desarrollada por Makro y que tiene como objetivo contribuir a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En concreto, la compañía pretende dar respuesta al ODS 12 - Producción y Consumo Responsable – y su tercera meta de reducir a la mitad para 2030 el desperdicio de alimentos per capita mundial en la venta al por menor y a nivel de los consumidores, así como la reducción de las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha.