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Quizá haya sido el dato más comentado de todos cuantos resultaron de la evolución del mercado de gran consumo en 2015: 28%. Ese fue el porcentaje de incremento que sufrió el precio medio del litro de aceite de oliva en los lineales el pasado ejercicio. Casi el mismo pero en sentido contrario (-29%) fue el nivel de desplome de la producción tras la mala cosecha de 2014 -debido a la sequía en España y a la enfermedad de gran parte del olivar italiano debido a una bacteria-, lo que empujó los precios hasta su nivel más alto en una década. Circunstancia, entre otras, que ha ayudado a que el precio medio del litro de aceite de oliva se haya encarecido un 41,6% en los últimos cuatro años, así como a que el valor total de la categoría (oliva semillas) en ese mismo periodo haya aumentado un 15,6%… datos positivos, pero que también son la causa de que en esos años el volumen de ventas (léase consumo) se haya recortado un -8,7% y las MDD hayan incrementado sus cuotas.
Sequía, plaga… La escasa producción de aceite de oliva en 2014, una de las más bajas en años, fue el origen del fuerte incremento -del orden del 29%- del precio del aceite de oliva en los lineales a lo largo del pasado ejercicio. Unos niveles de precios que, si bien se relajaron en el último trimestre de 2015, volvieron a tensionarse al alza a comienzos de 2016 ante el temor de que el calor del pasado verano hubiera afectado a las cosechas europeas y la producción se quedara de nuevo escasa para atender la demanda.
En cualquier caso, parece ser que -de acuerdo con los últimos datos recogidos por Deoleo en su habitual informe anual que viene publicando desde el año 2004- finalmente la producción de la campaña en curso (2015/16) superará los 1,4 millones de toneladas, un 67% más que la obtenida en la campaña anterior y un 16% superior a las estimaciones que han venido publicando en los últimos meses distintos operadores del sector. Cifra que sumada al stock existente y a las importaciones terminará elevándose hasta 1,7 millones de toneladas, suficiente para cubrir las necesidades del mercado nacional, permitir el aumento de las exportaciones y dejar el enlace estimado para la siguiente campaña en unas 410.000 toneladas. Campaña 2015/16 que será, pese a los temores iniciales, la tercera en cuanto a producción de las últimas diez, solo por detrás de las de 2013/14 y 2011/12.
Una vez que parece despejarse el horizonte, nos centraremos en las consecuencias que para la categoría ha traído consigo esa espectacular subida de los precios del aceite de oliva –un comodity, hay que recordarlo, en la lista de la compra de los consumidores españoles-, y cuya incidencia en el incremento del conjunto de los precios de gran consumo fue de hasta siete décimas porcentuales: 0,9% frente a un 0,2% si aislásemos el efecto "oliva".
Descenso del consumo en los hogares
La principal consecuencia de la difícil coyuntura por la que atravesó la categoría durante el pasado año fue el descenso del consumo de aceite en los hogares lo que hizo que el volumen de las ventas globales de la categoría (oliva semillas) cayera un -3,2% (más de 15 millones de litros), según datos facilitados por IRI, empresa de información de mercado del sector de retail y FMCG, para el TAM diciembre de 2015. Y, como es obvio, el incremento de los precios del oliva hizo que el valor de esas ventas subiera un 16,3% (170 millones de euros más).
Por segmentos, el de oliva (que acapara entre el 60/65% del volumen de ventas total y el 75/80% del valor) perdió el 7% del volumen de ventas que había alcanzado en el mismo periodo del año anterior, es decir más de 21 millones de litros. Mientras que los aceites de semillas añadieron a su volumen de ventas un 3,5%, cerca de siete millones de litros más. En cuanto al incremento en valor de cada uno de estos segmentos, un 2,9% en el caso del aceite de semillas y un 19,7% (más de 160 millones de euros) en el del oliva.
Quiere esto decir que si bien se produjo un trasvase de consumo del oliva al semillas –algo que es una constante cuando se produce un incremento en los precios de venta del primero-, y que se podría cifrar en esos 7 millones de litros, hubo una pérdida neta de consumo de 14 millones de litros. O lo que es lo mismo, que el consumidor optimizó al máximo su consumo "estirando" cuanto pudo cada litro de aceite de oliva. Habrá que ver si ese trasvase contenido entre oliva y semillas se mantiene en esos mismos porcentajes al finalizar 2016, ya que el mantenimiento en el tiempo de los altos precios del aceite de oliva está provocando –según los últimos datos disponibles y en comparación con los mismos meses de 2015- una disminución en su consumo y un incremento en las ventas del aceite de semillas.
Puede leer el informe de mercado completo en el nº 1631 de la revista ARAL.