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El consumo de carne fresca se mantuvo estable en nuestro país, según datos facilitados por la consultora Kantar Worldpanel para el TAM2 de 2015, al perder en volumen de ventas tan solo un -0,1% (hasta alcanzar los 1,652 millones de toneladas) y experimentar un incremento en el valor de las mismas de un 1,8% (llegando a los 9.824 millones de euros). La alerta del informe de la OMS sobre el consumo de carnes rojas y procesadas, hecho público el pasado mes de octubre, no parece haber tenido serias consecuencias en el consumo, al menos de carne fresca. Pero sí que ha incidido en un aumento del interés del consumidor por la información de las etiquetas de los productos que compra y a dirigir su mirada hacia productos de ganadería ecológica.
Si bien la consecuencia de las advertencias de la OMS sobre el consumo regular de carnes rojas –que se produjo en el mes de octubre- todavía no se refleja en este periodo, sí que podría estarlo -aunque todavía no en toda su amplitud- en los porcentajes de evolución de consumo que ofrece el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama) para el TAM de noviembre de 2015, periodo para el que el volumen de carne fresca en el hogar ascendió a 1.659,7 (con un retroceso del -1,8%) y su valor alcanzó los 9.900 millones de euros (0,5%). Para el vacuno, las cifras en volumen llegaron a las 254,7 millones de toneladas (-3,5%) y en valor a los 2.344,8 millones de euros (-3%).
Mayor nivel de exigencia del consumidor
Sin esas incidencias externas, la evolución de las carnes frescas en el canal de gran consumo a lo largo de pasado ejercicio se puede considerar como positiva. Evolución que, como todos los actores del sector apuntan, podría haber sido mejor de no ser por la caída del precio y el relativo parón de las ventas de final de año. Y se podía haber conseguido gracias a la apuesta por potenciar los productos de la mayoría de las cadenas de distribución como parte de su estrategia para atraer clientes, generar tráfico en sus tiendas y equilibrar la venta asistida y el autoservicio. Esa apuesta, además, transcurre por la línea de artículos de mayor valor añadido, con la oferta de producto de calidad bajo etiquetas diferenciales como lo local o lo ecológico, además de más saludables.
Una oferta, en definitiva, que busca adecuarse al cambio en los hábitos de consumo y al mayor nivel de exigencia por parte del consumidor en cuanto a transparencia, información y homogeneidad (hoy igual que mañana y que ayer) de lo que adquiere y consume. O lo que es lo mismo, confianza y fidelización.
Una mejora en las ventas y el consumo –pese a distorsiones puntuales- lenta pero continua como lo demuestra el hecho del tímido aumento de la penetración de la carne fresca ( 0,1%), el incremento del gasto medio anual hasta los 566,5 euros ( 1,1%) o el gasto medio por acto de compra (10,5 euros, 1,4%). Todo ello ha hecho que el consumo per cápita de carne fresca en España alcance –en el TAM noviembre de 2015, según el Magrama- los 36,57 kilos, siendo el mayor el de carne de pollo (13,5 kilos), seguido del de carne de cerdo (10,7 kilos) y a más distancia del de vacuno (5,6) y ovino-caprino (1,7 kilos).
La influencia OMS…
El informe emitido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el pasado mes de octubre, en el que se asocia el consumo regular de carnes rojas y de carnes procesadas con el riesgo de padecer cáncer, parece haber tenido una incidencia más negativa en el caso de las segundas. Según un estudio realizado por IRI entre el 26 de octubre y el 27 de diciembre del pasado año, las ventas en valor de las carnes procesadas se redujeron un 9% y en volumen un 10% en hipermercados y supermercados de más de 100 metros cuadrados.
Según ese estudio, la caída se produjo en la misma proporción tanto para los productos de peso fijo como de peso variable y al corte, aunque en estos últimos la caída del consumo es menor (8%). Caídas que se suavizaron durante la última semana de diciembre, coincidiendo con los días de Navidad, cuando los productos al corte incluso remontaron un 1,6% en volumen.
En cualquier caso, y pese a la alerta de la OMS, el 87% de los compradores encuestados para la realización del informe afirmó que no había modificado sus hábitos de consumo de carnes rojas y procesadas, bien porque en su opinión el anuncio era exagerado (36%) bien porque ya consumía estos productos de forma moderada (51%). Solo un 8% afirmó haber reducido el consumo de estos productos parcial o totalmente, sustituyendo su consumo por otros tipos de productos no cárnicos (como queso o huevos), carnes blancas o pescado. Cabe destacar que tras el anuncio un 28% de los encuestados confirmó fijarse más en la información de las etiquetas de los productos que compran, y que un 8% decidió dirigir sus compras hacia productos de ganadería ecológica.
Puede leer el informe de mercado completo en el nº 1629 de la revista ARAL.