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La botella de Coca Cola es una de las formas de envases más reconocidas a nivel mundial. El diseño, patentado en 1915, renace de la forma más ecológica posible: Verallia ha comprado la mayor parte del parque de botellas retornables de Coca-Cola para fundirlas en sus hornos y dar lugar a las nuevas, inspiradas en el modelo original.
Cuando uno piensa en Coca-Cola visualiza, inevitablemente, las formas redondeadas de la botella Contour, una botella que nació de la imaginación de Alexander Samuelson con la vocación de ser inimitable y reconocible incluso en la oscuridad. El envase original del refresco más pop regresa de la mano de Verallia y, acorde con los tiempos modernos, lo hace por obra y gracia del reciclaje. La compañía ha adquirido recientemente el antiguo parque de botellas retornables de Coca-Cola, que han sido fundidas y convertidas en calcín, con el que se han producido nuevos envases Contour.
Estas botellas son, por añadidura, más ligeras, lo que ha hecho posible fabricar 1,2 botellas nuevas por cada unidad reciclada, con el consiguiente ahorro de energía y materias primas. Además, la botella pasa de contener 200 ml de Coca Cola a 237 ml por lo que la disminución de peso del envase por litro de refresco es aún mayor.