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AECOC ha reunido al sector horofrutícola en el 9º Punto de Encuentro contra el Desperdicio Alimentario, para analizar los retos del sector primario en la reducción de la pérdida de alimentos. Los representantes del sector han apuntado a la colaboración entre todos los agentes de la cadena de valor, la tecnología y la educación ciudadana como estrategias claves para lograr el objetivo de que “toda la fruta que produce un árbol se pueda comercializar”.
El director general de Afrucat, Manel Simón, ha reconocido que esta meta es “una utopía”, pero ha remarcado que el sector está “en una lucha constante para intentar hacerla realidad”. Simón ha destacado los avances realizados por los productores de frutas y hortalizas en los últimos años en esta dirección. “Se ha dado un paso muy importante al crear industrias de transformación para que esta fruta que no se puede aprovechar se convierta en zumos o mermeladas, o que como última opción se pueda aprovechar como biofertilizante y materia orgánica para los campos”.
De cara al futuro, Simón ha considerado que la lucha contra la mala gestión y contra los límites tecnológicos serán la clave para reducir el desperdicio alimentario que se genera en el sector, así como la educación de los consumidores. “Lo primero es satisfacerles ofreciéndoles productos óptimos para su consumo, pero también tenemos que formarles para que no se les pase la fruta una vez está en casa”.
Ha coincidido en este punto el CEO de Sat Trops, Enrique Colilles, que también ha apuntado a la necesidad de cambiar las costumbres de los consumidores en el punto de venta. “Hay que hacer mucha comunicación para que no toquen la fruta en el punto de venta, porque eso aumenta el desperdicio. Debemos generar confianza en las etiquetas: comprar fruta no es cuestión de suerte, sino de confianza en las marcas que garantizan que el producto está listo para consumir”.
En la misma línea, el director general de Unica Group, Enrique de los Ríos, ha lamentado que los europeos destinen un 12% de su presupuesto en alimentación, pero que sin embargo el desperdicio alimentario sea del 33%. “No desperdiciar supone un esfuerzo por hacer cosas diferente y por pensar diferente: hoy el consumidor no compra una fruta si no tiene un aspecto perfecto, y eso es la causa del 40% del desperdicio”.
De los Ríos también ha reclamado una mayor colaboración entre todos los agentes de la cadena de valor para seguir reduciendo el desperdicio de alimentos. “Las acciones de cada parte de la cadena influye sobre las otras, por lo que necesitamos más comunicación para pensar conjuntamente en cómo crear nuevas soluciones. Necesitamos legislar y crear un marketing más agresivo para movilizar a la sociedad”.
En este análisis sobre las prácticas de la cadena, Colilles ha destacado que los productores son los primeros interesados en crear estrategias contra el desperdicio, porque cualquier fruta que no se puede comercializar rebaja la rentabilidad. “En Sat Troups, formamos a nuestros agricultores para no comercializar ningún producto que no esté en el punto óptimo para su consumo; además, invertimos en tecnología para el control de la maduración para que llegue al canal de venta en buenas condiciones y reconvertimos los aguates que no pueden venderse para hacer guacamole”, ha resumido.