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La comunidad científica y la industria alimentaria en todo el mundo celebran el décimo aniversario de la presentación de la primera hamburguesa de carne cultivada por el científico holandés Mark Post en un evento en Londres. Desde aquel momento, la carne cultivada ha experimentado una evolución y se ha convertido en una realidad tangible de la industria alimentaria.
A lo largo de esta última década, la carne cultivada ha dejado de ser un concepto futurista para convertirse en una solución a los desafíos de sostenibilidad y seguridad alimentaria. Y, estos avances científicos y tecnológicos han sido fundamentales para llevar esta innovación a la mesa de los consumidores.
Alex Mayers: "El progreso realizado en la última década es notable, pero todavía queda mucho camino por recorrer para hacer que esta opción sostenible esté disponible para todos"
En el décimo aniversario de este logro histórico celebrado a inicios de este mes, The Good Food Institute Europe, la ONG que promueve el avance de las proteínas sostenibles, incluida la carne cultivada, pone en valor algunos de los momentos más significativos, así como los avances notables que se ha visto en el campo de la carne cultivada durante estos diez años.
BioTech Foods, una empresa española, ha iniciado la construcción de su fábrica de carne cultivada en San Sebastián después de recibir una financiación de 5,2 millones de euros del proyecto Culturedmeat, apoyado por la Unión Europea y con una contribución adicional de 3,7 millones de euros del Ministerio de Ciencia español. Además, AgriCultura Celular España ha lanzado sus operaciones como una organización sin ánimo de lucro que cataliza el ecosistema español de la carne cultivada. Estos avances indican que España progresa en la industria de la carne cultivada y se convierte en un eslabón clave del crecimiento global de esta tecnología sostenible.
En países como Singapur, muchos consumidores ya tienen la oportunidad de disfrutar de pinchos de pollo cultivado a un precio asequible (aproximadamente €12,74), demostrando que la carne cultivada es una opción cada vez más accesible y tangible para el gran público. Esta tendencia hacia la accesibilidad también se ha visto reflejada en el hecho de que, aunque en sus inicios la producción de carne cultivada, como la hamburguesa original de Mark Post, costaba aproximadamente 250.000 euros, los avances tecnológicos han permitido reducir los costos, allanando el camino para una mayor adopción y disponibilidad de este innovador producto en el mercado global.
Empresas pioneras como Meatable han alcanzado logros sorprendentes en la producción de carne cultivada, reduciendo drásticamente el tiempo y los recursos necesarios para su elaboración, logrando producir en tan solo ocho días lo que en el pasado llevaba dos años. Estos avances están allanando el camino hacia una mayor eficiencia y sostenibilidad en la industria de alimentos.
La carne cultivada ha recibido la aprobación de autoridades reguladoras en los Estados Unidos y Singapur. Además, Aleph Farms, una empresa israelí, presentó una solicitud a los reguladores suizos para vender carne cultivada, marcando un hito en la industria en Europa. Esto refleja el creciente reconocimiento de esta tecnología como una alternativa viable a la carne convencional.
Más de 150 empresas y científicos de todo el mundo, con aproximadamente 50 de ellas ubicadas en Europa, se han unido para impulsar la investigación y el desarrollo de la carne cultivada. La colaboración internacional ha llevado a una rápida expansión de esta tecnología en diversos países y regiones. En este sentido, los Países Bajos anunció una cifra récord de 60 millones de euros el año pasado y el Reino Unido comunicó un centro de investigación de 12 millones de libras en abril. A su vez, las compañías europeas de carne cultivada vieron aumentar sus inversiones privadas en un 30% el año pasado, lo que corresponde a 120 millones de euros.
Estudios científicos han confirmado que la carne cultivada producida con energía renovable podría reducir las emisiones climáticas hasta en un 92%, disminuir la contaminación del aire hasta en un 94% y utilizar hasta un 90% menos de tierra en comparación con la carne convencional.
En este contexto, Alex Mayers, director gerente de The Good Food Institute Europe, ha señalado: “Si nos fijamos, la carne cultivada es una innovación muy europea, cuyas bases fueron establecidas por científicos franceses y holandeses. El progreso realizado en la última década es notable, pero todavía queda mucho camino por recorrer para hacer que esta opción sostenible esté disponible para todos. Con otras partes del mundo avanzando rápidamente, la UE y los gobiernos nacionales deben invertir en carne cultivada para asegurar que sus beneficios también se sientan aquí en Europa".
Por su parte, Richard McGeown, el chef que cocinó la primera hamburguesa de carne cultivada en 2013, ha expresado: “Es increíble pensar que en el corto espacio de una década, la carne cultivada ha pasado de ser un pequeño prototipo en el que trabajé, a convertirse en una industria global y un alimento que la gente puede disfrutar en dos continentes, reconocido y respaldado por chefs de renombre como José Andrés y Dominique Crenn".