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El estudio ‘Excedente de tierras para un nuevo paradigma agroalimentario y medioambiental’ publicado por el think tank Alianza Verde y comisionado por la organización sin ánimo de lucro The Good Food Institute Europe, constata que la inversión en proteínas alternativas podría contribuir a la expansión de prácticas agroecológicas como la agricultura ecológica en España, un sector al alza que cuenta con respaldo e inversión de las instituciones europeas y del sector privado.
Los hábitos de consumo y la dieta de la población española han cambiado y, actualmente, no contamos con suficiente extensión de tierra para mantener los actuales patrones de consumo de alimentos. Cada vez más, la sociedad demanda prácticas y alimentos más respetuosos con el medioambiente, lo que supone un desafío para los gobiernos y los trabajadores del campo. En este contexto, el informe revela que promover la incorporación de las proteínas alternativas (alimentos de origen vegetal, carne cultivada y fermentación) a las matrices productivas proporcionaría mayor espacio para cumplir las nuevas preferencias de los consumidores, así como con los objetivos de agricultura ecológica marcados por la Unión Europea (los cuales muchos países están aún lejos de alcanzar).
Recientemente se ha anunciado la creación de la primera planta preindustrial española para la extracción, producción y desarrollo de alimentos e ingredientes a partir de proteínas alternativas, que ha contado con una inversión de 12 millones de euros
El informe plantea dos posibles escenarios para el abordaje de las proteínas alternativas en España: un escenario de alta innovación (con respaldo político significativo) y otro de baja innovación (sin apoyo político). En el primer caso, los agricultores podrían cuadruplicar la superficie dedicada a la agricultura ecológica para 2050, superando la cifra necesaria para cumplir los objetivos fijados por la Unión Europea. Asimismo, el excedente de tierras generado por el cultivo de proteínas alternativas, permitiría disminuir el uso de tierras en el extranjero y, en consecuencia, una mayor proporción de las necesidades alimentarias de España podrían cubrirse con productos de origen español. Gracias a esta aplicación, el 36 por ciento de las tierras actualmente cultivadas podrían obtener la certificación orgánica, superando la cifra del 25 por ciento de atribución de tierras para la agricultura orgánica que marcan desde la Unión Europea.
Elena Walden: "Invertir en proteínas alternativas permite a los agricultores adoptar más prácticas agroecológicas y cultivar localmente alimentos que actualmente se importan desde el extranjero"
Ante un escenario con respaldo político reducido, el estudio estima que habría igualmente suficiente tierra liberada para que los profesionales del campo dupliquen el área de cultivo orgánico. Esta realidad, además de a España, aplicaría a otros países como Alemania, Francia, Italia, Suecia y Dinamarca.
Las proteínas alternativas están ganando cada vez más presencia en el mercado español. En 2022, la inversión en el sector creció un 58% y alcanzó los 42,91 millones de euros en nuestro país, una tendencia que ha continuado al alza desde entonces.
España es uno de los líderes de la inversión en proteínas alternativas a nivel europeo. Se trata del cuarto mercado minorista más grande de alimentos plant- based en Europa y los ejemplos recientes de inversión en este tipo de alimentos son múltiples. Entre ellos, la financiación de 7 millones de euros que se ha destinado al primer Centro de Innovación en Proteínas Alternativas (CiPA) de España; recientemente se ha anunciado la creación de la primera planta preindustrial española para la extracción, producción y desarrollo de alimentos e ingredientes a partir de proteínas alternativas, que ha contado con una inversión de 12 millones de euros por parte de la Generalitat de Cataluña, así como la creación de la primera planta de alimentos 3D de origen vegetal a escala industrial del mundo, impulsada por las empresas navarras Foody’s y Cocuus.
Dustin Benton, director de Políticas de Green Alliance, explica: “Las proteínas alternativas ofrecen la perspectiva de un excedente de tierras sin precedentes en Europa, con una enorme oportunidad para mejorar los ingresos rurales, aumentar la autosuficiencia alimentaria, restaurar la naturaleza y limitar el cambio climático. Pero los políticos deben invertir en proteínas alternativas y apoyar a los agricultores para que utilicen sus tierras de forma diferente, a fin de aprovechar al máximo esta oportunidad”.
Elena Walden, Senior Policy Manager del Good Food Institute Europe, establece: “Invertir en proteínas alternativas permite a los agricultores adoptar más prácticas agroecológicas y cultivar localmente alimentos que actualmente se importan desde el extranjero. El liderazgo de España en este ámbito representa una oportunidad de oro para cultivar un ecosistema alimentario más sano y diverso, fomentando una agricultura respetuosa con la naturaleza que favorezca el consumo de alimentos locales”.