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La gestión de proyectos está cambiando por completo. En los últimos años, hemos visto un reenfoque hacia el bienestar de los equipos y la eficiencia operativa. Un cambio que responde a la transformación cultural dentro de las empresas, pero también a la incorporación de herramientas tecnológicas más avanzadas. En este contexto, España puede presumir de ser líder en la aplicación de la inteligencia emocional en el entorno empresarial.
Según una encuesta reciente que realizamos en Capterra a profesionales de la gestión de proyectos en doce países que usan un software dedicado, nuestro país ocupa el primer lugar entre cinco países europeos encuestados y el cuarto a nivel mundial en cuanto al uso de la inteligencia emocional en la gestión de proyectos. Un 86% de los gestores en España asegura que su uso ha aumentado en los últimos dos años, y un 97% considera que esta habilidad repercute (significativa o moderadamente) en la capacidad de cumplir objetivos.
Hasta aquí, son buenas noticias. Sin embargo, España es el último país de la lista de países encuestados en la adopción de inteligencia artificial (IA) para la gestión de proyectos, con solo un 36% de empresas utilizando un software de gestión de proyectos con esta función.
Este contraste pone de relieve un problema, y es que tecnología y trato humano, por el momento, no están yendo de la mano. Ambas inteligencias, emocional y artificial, deben combinarse de manera estratégica para garantizar resultados óptimos en las empresas.
Es cierto que ser un referente en inteligencia emocional es un gran paso. Este enfoque, centrado en la empatía, la comunicación efectiva y la capacidad para gestionar conflictos, se ha convertido en un motor esencial para alcanzar los objetivos empresariales.
“España puede presumir de ser líder en la aplicación de la inteligencia emocional en el entorno empresarial”
En este aspecto, los gestores españoles reconocen la importancia de estas habilidades y las valoran como una ventaja competitiva. El 93% de encuestados españoles cree que los cargos ejecutivos de su empresa son conscientes de la importancia del cociente emocional en la gestión de proyectos, y su impacto es tangible: mejora la solución de problemas, la toma de decisiones y la dinámica de los equipos.
Aunque la inteligencia emocional tiene muchos beneficios, existen áreas en las que su efectividad es limitada según los propios encuestados, como en la elaboración de presupuestos o la evaluación de riesgos. En estos casos, es cuando la inteligencia artificial entra en juego. La adopción de la IA en gestión de proyectos podría ayudar a las empresas a aumentar la productividad y eficiencia, automatizar tareas, mejorar la planificación y programación, y reducir los errores en los resultados.
Pero los datos indican que muchos de los gestores de proyectos se muestran reticentes a usar la IA por las dudas que les genera. De hecho, el 58% de los encuestados expresa incertidumbre sobre las limitaciones de la IA aplicada a la gestión de proyectos.
En España se perciben una serie de retos en la adopción de la IA en gestión de proyectos, como la cultura del miedo y del escepticismo (42%), la confianza que se pone de forma errónea en las capacidades de la IA (37%) y la falta de rendición de cuentas por parte de los resultados (27%).
Por ello, mientras otros países como India, Brasil y Estados Unidos integran la inteligencia artificial en más del 50% de sus procesos de gestión de proyectos, España se encuentra rezagada. A pesar de ello, el 83% de las empresas españolas que han invertido en IA para gestión de proyectos reporta un retorno positivo de la inversión.
“El futuro de la gestión de proyectos no está en elegir entre emociones o tecnología”
Es más, un 91% de los gestores afirma comprender bien las limitaciones de la IA, lo que sugiere que el problema no radica en la falta de conocimiento, sino en la necesidad de generar confianza y formación adicional. La clave puede estar en establecer políticas claras, definir roles específicos para la tecnología y proporcionar formación continua para los equipos humanos.
La integración efectiva de la inteligencia emocional y la inteligencia artificial es una necesidad en las empresas modernas. España tiene una oportunidad única para liderar este equilibrio. Con un sólido enfoque en la gestión emocional y una inversión estratégica en tecnología, las empresas pueden transformar la forma en que gestionan proyectos, logrando mejores resultados y un entorno laboral más saludable y colaborativo.
El futuro de la gestión de proyectos no está en elegir entre emociones o tecnología. La clave del éxito radica en entender que la verdadera fortaleza de una empresa está en cómo las personas y la tecnología pueden trabajar juntas dentro de un buen clima laboral.