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Escuchado en una caja de pago en un supermercado: “me gusta cocinar pero no me apetece ni tengo tiempo”. Dicho por una cliente en conversación con el empleado del supermercado, esta conversación captada al vuelo nos revela una tendencia: el consumidor valora el tiempo y buscan lo fácil. La practicidad al poder. Y si vive en una gran ciudad, más todavía.
Lo cierto es que la conveniencia es el driver de consumo que más ha crecido en la última década y está muy vinculado, en efecto, a criterios actitudinales. No es de extrañar pues que en los últimos 3 años, al ver la foto completa del consumo dentro y fuera del hogar, los platos preparados han conseguido crecer un 25%, bastante condicionados por ese ‘inhoming’ creciente.
“La conveniencia es el driver de consumo que más ha crecido en la última década y está muy vinculado, en efecto, a criterios actitudinales”
La pregunta es: ¿Por qué ocurre? La primera decisión es la respuesta a esa disyuntiva que es si comer en casa o fuera. Es España, donde hay casi 600 puntos de venta de bares y restaurantes por cada 100.000 habitantes, pero también existe una amplia densidad de supermercados e hipermercados, por lo que en los últimos años encuentras igual de fácil un bar en el que pedir un pincho de tortilla que un súper para comprarlo.
Lo cierto es que la distribución ha impulsado el desarrollo del concepto. Mercadona, líder de la distribución a nivel nacional, es una de las cadenas que más apuestan por los platos preparados, pero también enseñas regionales fuertes como por ejemplo Ametller en Cataluña, Vegalsa-Eroski en Galicia o Consum en la Comunidad Valenciana, aunque más bien en formato estantería que mostrador.
La gran pregunta, a continuación, es saber si es rentable o no. Aquí hay dos condicionantes. Por un lado, el consumidor y, más concretamente, el reto de la recurrencia. Aunque hay 7 millones consumidores que compran platos preparados de un supermercado o hipermercado, la frecuencia en promedio es de aproximadamente cada dos meses, y en momentos más específicos asociados al horario laboral o a consumir en casa de terceros.
Y, por otro lado, la perspectiva logística. Aquí el desafío es el coste que supone tener esta sección, especialmente en caso de tener venta en mostrador, es decir, empleados, costes de cámara, etc.
De cara al futuro, las nuevas generaciones acentuarán la búsqueda de la conveniencia. Lo estamos viendo con la Generación Z, adalid del delivery, fan de ayudas culinarias como las Air Fryer, etc. Por tanto, ese espacio de oportunidad en torno a la conveniencia cada vez será más amplio y ahí estará una de las fuentes de crecimiento, tanto para la restauración como para los fabricantes de soluciones Ready to Eat.
Esta carrera no ha hecho más que comenzar.