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Los agricultores de la Asociación de Cooperativas Hortofrutícolas de Val Venosta promueven los hoteles para insectos en sus cultivos para proteger la biodiversidad. Se trata de unas construcciones que contribuyen al control biológico de las plagas de forma sostenible.
Se trata de miles de habitáculos instalados en los huertos de los campos de manzanas Val Venosta. Lugares que simulan un refugio natural a modo de albergue e hibernación de los insectos. Las “suites” pueden ser una simple caja o estructuras de diferentes tamaños y formas. En su interior contienen departamentos construidos de materiales naturales.
Todo esto tiene su explicación, pues es importante conocer la importancia de estos seres vivos para los cultivos, aunque para los humanos sean molestos en muchas ocasiones. De acuerdo con el principio "comer y ser comido", mantienen el equilibrio del ecosistema y, a largo plazo, a raya las presencias indeseadas. Cada insecto tiene sus propias fortalezas, como parásitos que comen o polinizadores. Ácaros depredadores, crisópidos verdes, avispas parásitas, mariquitas negras o redúvidos son alguna de las pequeñas criaturas que se instalan en estas construcciones y, forman un potente ejército contra las plagas.
En el Valle Venosta se encuentran más de 5.300 hectáreas de cultivos, el equivalente a 4.000 campos de fútbol. Esta región está situada al pie de los Alpes italianos y se ha convertido en una de las zonas de mayor producción de manzana gracias a las más de 1.600 familias de agricultores que las cultivan siguiendo técnicas respetuosas como la instalación de los conocidos hoteles para bichos.