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No es sorprendente ver que las carnes de origen vegetal están ganando popularidad entre los consumidores españoles que buscan diversificar su dieta con alternativas que son nutritivas y respetuosas con el planeta. El mercado minorista español de alimentos de origen vegetal es robusto y continúa expandiéndose, experimentando un aumento del 9% entre 2020 y 2022, llegando a los 447,4 millones de euros. Al mismo tiempo, la carne cultivada emerge como una innovación gastronómica prometedora que podría enriquecer aún más el panorama alimentario español.
España cuenta con un gran potencial aun sin explotar en la producción de proteínas. Aunque es reconocida mundialmente por sus productos convencionales de origen animal, la ganadería española ha evolucionado hacia un sistema cada vez más industrializado, especialmente en la producción porcina, lo que ejerce presión sobre los recursos naturales. Alrededor de la mitad de las tierras en España se destinan a la ganadería, mientras que solo el 30% se emplea en el cultivo de alimentos vegetales para el consumo.
Este desequilibrio presenta varios desafíos. A pesar de la sólida producción agrícola, España sigue dependiendo de la importación de 4 millones de hectáreas de tierras extranjeras, destinadas en parte a la alimentación animal para mantener el nivel de producción en España. Además, el hecho de que solo el 11% de las tierras agrícolas españolas estén cultivadas de forma ecológica indica que España está aún lejos de alcanzar su objetivo del 25% para 2030.
Del mismo modo, considerando que el 74% de la tierra del país está amenazada por la desertificación, España necesita implementar con urgencia proyectos de restauración de la naturaleza que ayuden a los agricultores a estar mejor preparados para enfrentar el impacto de la sequía. Aquí es donde las proteínas alternativas pueden convertirse en un aliado crucial, proporcionando a los agricultores españoles el espacio necesario para avanzar en estas otras prioridades.
“España es uno de los principales países en tecnología alimentaria en Europa”
Un reciente estudio titulado ‘Excedente de tierras para un nuevo paradigma agroalimentario y medioambiental’ publicado por el think tank Alianza Verde y comisionado por la organización sin ánimo de lucro The Good Food Institute Europe, explora el potencial de invertir en proteínas alternativas para fortalecer la agricultura ecológica en España y reducir la dependencia de las importaciones. Esto se debe a que tanto la carne de origen vegetal como la cultivada podrían satisfacer la demanda de carne, utilizando hasta un 90% menos de tierra, mientras que la fermentación tiene el potencial de transformar cultivos que de otro modo se desperdiciarían. El uso más eficiente de la tierra, a través de una mayor adopción de proteínas alternativas, contribuiría significativamente a las metas agroecológicas de España.
El informe presenta dos posibles escenarios: uno con un sólido respaldo político y otro sin. En el contexto de alta innovación, donde se espera un respaldo político significativo para el desarrollo de proteínas alternativas, los agricultores podrían cuadruplicar la superficie dedicada a la agricultura ecológica para 2050, superando así los objetivos establecidos por la UE. Además, el excedente de tierras disponible gracias al cultivo de proteínas alternativas podría reducir la actual dependencia de importaciones, promoviendo el consumo de productos locales y fomentando la autosuficiencia. En este escenario, se estima que el 36% de las tierras cultivadas actualmente podrían obtener la certificación ecológica, superando el objetivo del 25% establecido por la UE para la agricultura ecológica.
“Los líderes políticos pueden jugar un papel crucial al priorizar iniciativas que fomenten la cadena de suministro necesaria para aumentar la producción de proteínas vegetales”
Incluso sin un apoyo político proactivo, el estudio sugiere que los agricultores tendrían la oportunidad de casi duplicar la superficie dedicada a la agricultura ecológica. Estos resultados podrían lograrse en un escenario en el que las nuevas tierras disponibles se dividen en tres prioridades: ampliar las prácticas agroecológicas, fomentar la producción doméstica de alimentos y expandir la restauración de hábitats naturales para retener el carbono.
España encabeza la inversión europea en proteínas alternativas. Según datos de NielsenIQ, en 2022 se posicionó como el tercer mercado más grande de alimentos de origen vegetal en la Unión Europea. De hecho, el último informe The Food Tech in Spain, destaca a España como uno de los principales países en tecnología alimentaria en Europa.
El sector food tech en España es altamente dinámico, con más de 30,000 empresas de transformación alimentaria, 50 universidades especializadas, más de 20 centros tecnológicos líderes y 420 startups food tech. Los gobiernos están reconociendo este potencial, como se evidencia en la asignación reciente de 7 millones de euros al Centro de Innovación en Proteínas Alternativas (CiPA) de Cataluña, marcando un avance significativo. Sin embargo, se requiere un mayor respaldo para continuar progresando en este ámbito. A pesar de los desafíos, existen modelos inspiradores para seguir adelante.
En este sentido, los líderes políticos pueden jugar un papel crucial al priorizar iniciativas que fomenten la cadena de suministro necesaria para aumentar la producción de proteínas vegetales. Francia está destacando con su compromiso de destinar 100 millones de euros para impulsar la industria de las proteínas vegetales, incluyendo fondos específicos para equipamiento agrícola. Del mismo modo, Dinamarca está invirtiendo 168 millones de euros durante los próximos nueve años para promover alimentos de origen vegetal y apoyar a los agricultores a través de un plan ecológico. Además, Alemania asignó 38 millones de euros en 2024 para promover alternativas cárnicas y lácteas basadas en plantas, mostrando un sólido respaldo a la innovación en este sector.
“Los consumidores y agricultores españoles podrían obtener grandes beneficios si España se posicionara como líder en proteínas alternativas”
Los consumidores y agricultores españoles podrían obtener grandes beneficios si España se posicionara como líder en proteínas alternativas. La carne de origen vegetal, fermentada y cultivada podría ofrecer a los consumidores una amplia variedad de opciones sostenibles y ricas, mientras que los agricultores podrían encontrar margen para implementar prácticas de agricultura ecológica y aumentar la producción nacional. Aunque el sector privado español ya está liderando este cambio, es fundamental que los responsables políticos también participen, promoviendo medidas transformadoras en toda la cadena agroalimentaria.