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Aimplas, el Instituto Tecnológico del Plástico, ha presentado un informe detallado sobre los desafíos y oportunidades que enfrentan los envases alimentarios dentro del marco de la economía circular. Este informe resalta la necesidad de adaptar y transformar la industria del plástico para cumplir con las normativas europeas y contribuir a la sostenibilidad global.
En el contexto de la economía circular, la legislación europea juega un papel crucial. Diversas directivas y regulaciones, como la Directiva 2008/98 sobre residuos y la Estrategia Europea para el Plástico (COM 2018/28), establecen objetivos claros para la gestión de residuos y el diseño sostenible de envases. Recientemente, la Directiva 2019/904 sobre plásticos de un solo uso ha intensificado estos esfuerzos, promoviendo la reducción y el reciclaje de plásticos.
Los envases alimentarios enfrentan varios desafíos en su camino hacia la sostenibilidad. Entre ellos se destacan: Reducción del peso de los envases, minimizar el uso de materiales sin comprometer la funcionalidad es esencial para reducir el impacto ambiental; Cambio de materiales rígidos a flexibles, los materiales flexibles pueden ofrecer propiedades barrera y una mayor vida útil, siendo más eficientes en términos de recursos; Uso de monomateriales, facilita el reciclaje al evitar la mezcla de diferentes tipos de plásticos que complican el proceso de recuperación.
La transición hacia una economía circular presenta numerosas oportunidades para la industria de envases alimentarios:
Aimplas cuenta con más de 12.000 metros cuadrados de instalaciones con los últimos avances tecnológicos. De ellos, 6.500 están destinados a plantas pilotos, 4.500 a laboratorios y 1.000 a formación. A su vez, el centro cuenta con más de 240 profesionales, unos ingresos de 21,3 millones de euros, 279 proyectos de I+D+i y 223 acciones formativas.
El informe de Aimplas también destaca varios casos de éxito en la implementación de prácticas sostenibles. Ejemplos incluyen proyectos de ecodiseño y el uso de bioplásticos derivados de fuentes renovables como la biomasa. Estas iniciativas no solo demuestran la viabilidad técnica de las soluciones sostenibles, sino que también subrayan los beneficios económicos y ambientales que pueden lograrse.