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Acerta ha elaborado y publicado la norma Food Waste Saver, primera marca de calidad que permite a las empresas de la cadena alimentaria demostrar su compromiso con el cumplimiento de la nueva Ley de Desperdicio Alimentario.
A través de la certificación Food Waste Saver, Acerta ofrece a los operadores de la cadena alimentaria la posibilidad de poner en valor sus esfuerzos en esta materia. Esta herramienta permite evaluar de forma objetiva las medidas implantadas, comunicar con transparencia los resultados alcanzados y demostrar, tanto ante la sociedad como ante el mercado, un compromiso real con la sostenibilidad. Además de avalar el cumplimiento normativo, esta certificación contribuye a fortalecer la reputación responsable de las organizaciones en un contexto cada vez más exigente y orientado al impacto social y ambiental.
Ante el nuevo escenario normativo, Acerta busca acompañar al sector en esta transición, informando, sensibilizando y ofreciendo herramientas que impulsen la adopción de buenas prácticas. En esta línea, promueve la creación de esta marca de calidad que aporte fiabilidad, trazabilidad y visibilidad al compromiso de los operadores con la reducción efectiva del desperdicio alimentario.
“La Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario”, apunta Matías Romero, director general de Acerta. “Constituye un hito legislativo que marca un antes y un después en la política agroalimentaria española. Su enfoque integral, que combina regulación, innovación y sensibilización, permite abordar de forma estructural un problema complejo, con consecuencias directas sobre el bienestar social, la salud del planeta y la economía productiva”.
Uno de los elementos centrales de la ley es la imposición de nuevas responsabilidades a las industrias alimentarias. Todas las empresas del sector deberán contar con un plan de prevención específico, ajustado a sus procesos, que permita identificar y reducir pérdidas a lo largo de la cadena. Este plan deberá contemplar acciones correctivas, protocolos de gestión de excedentes y la aplicación de la jerarquía de usos establecida por la ley.
Matías Romero: “Constituye un hito legislativo que marca un antes y un después en la política agroalimentaria española”
Los alimentos que no se vendan, pero sean aptos para el consumo humano, deberán destinarse prioritariamente a la donación, mediante acuerdos formales con entidades sociales. En caso contrario, deberán ser derivados, por este orden, a alimentación animal, transformación industrial, compostaje o valorización energética. Asimismo, se promueve la venta de productos con defectos estéticos o con fechas de consumo próximas a precios reducidos, con el fin de evitar su eliminación. El incumplimiento de estas disposiciones puede acarrear sanciones económicas que pueden llegar a alcanzar los 500.000 euros, en función de la gravedad de la infracción.
Además, “la ley otorga un papel central al plan de prevención como herramienta de gestión y control. Este documento debe incluir un autodiagnóstico del funcionamiento interno de cada empresa, con especial atención a los puntos críticos donde se generan pérdidas. A partir de ese análisis, deberán implementarse medidas eficaces que permitan reducir al mínimo los alimentos desperdiciados”, añade Romero.
Acerta asume un papel activo como entidad comprometida con la transformación del modelo alimentario y con la sostenibilidad lanzando esta nueva norma que pretende ayudar a las empresas a demostrar su cumplimiento.